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13/09/2002
Portada de hoy

Una guerra bajo el prisma del petróleo 
y el dinero

ELSON CONCEPCIÓN PÉREZ

Imaginémonos, aunque sea por un segundo, lo que pudieran significar 400 000 millones de dólares para invertirlos en alimentos para los hambrientos o medicinas para los enfermos.

Imaginémonos cuánta agua potable se les podría brindar a los más de 2 000 millones de habitantes que carecen del preciado líquido.

Hace solo una semana, en la Cumbre sobre Desarrollo Sostenible, en Johannesburgo, el canciller Felipe Pérez Roque presentó la opinión de Cuba, y entre las propuestas hechas estaba la de disminuir los presupuestos de gastos militares en un 50% y con ello se obtendrían unos 400 000 millones de dólares al año que se podrían utilizar para mitigar el hambre y las enfermedades.

Los grandes países ricos o más bien sus representantes en la Cumbre, optaron por no darse por enterados de la propuesta. Al final, cuando se aprobó el Plan de Acción, el delegado norteamericano, arrogante y prepotente, dijo que Estados Unidos no aceptaría nada de lo que allí se había aprobado, por 190 países, por cierto.

Mientras, el Complejo Militar Industrial de Estados Unidos ha declarado que, de producirse la agresión contra Iraq, la economía de guerra norteamericana se vería reactivada.

"La industria de la guerra sacará de la recesión a Estados Unidos", advirtieron los jerarcas del Pentágono.

Estados Unidos dispone este año de un presupuesto de defensa de 400 000 millones de dólares, históricamente el más alto, y superior al precedente que fue de 316 000 millones.

De este razonamiento deduzco que no solo el petróleo está en el punto de mira de Bush y sus halcones cuando quieren lanzarse sedientos de sangre y muerte sobre la población iraquí.

La guerra contra Iraq conlleva gastos militares, desgaste y destrucción por uso de medios de guerra costosísimos, y por tanto, más producción militar, lo que obliga a reactivar el Complejo Militar e inventar nuevas y más caras máquinas de muerte y destrucción.

Para que tengan una idea, solo con los anuncios reiterados de que se lanzará una guerra contra Iraq, y la preparación militar y logística que le acompaña, el grupo Lockheed Martin, el primero mundialmente en producciones para la guerra y contratista militar de Estados Unidos, fabricante de misiles, vehículos espaciales y aviones caza F-16, ha subido sus acciones un 28,2%, y la actual fuerza aérea norteamericana le ha encomendado fabricar los llamados aviones inteligentes. Ganancia neta para el Complejo Militar Industrial.

Por otra parte, el grupo que fabrica los misiles Tomahawk y los antimisiles Patriot, ha elevado sus acciones un 21% y se calcula que entre octubre y diciembre del presente año obtendrá ganancias por más de 1 000 millones de dólares.

La General Dynamics, otro productor de armamentos, está fabricando nuevos tanques por valor de 4 000 millones de dólares.

Esta empresa, de la que fue director Donald Rumsfeld, el actual ministro de Defensa de la Administración Bush, pone en el mercado, además, carros de combate, vehículos de asalto, artillería, destructores y submarinos.

La dirección de esta entidad anunció que ganaría 3 000 millones de dólares con sus ventas el presente año.

Para todo el despliegue bélico que desarrolla Estados Unidos no solo en el caso de Iraq, sino en todo el mundo, el Pentágono cuenta con 71 complejos militares, 800 bases aéreas, navales y de infantería, puntos de vigilancia, espionaje, comunicaciones y depósitos de municiones.

Esta es el alma, el corazón y la vida del imperio, que derrocha miles de millones de dólares en fabricar o adquirir medios de guerra y muerte, y da la espalda a la humanidad que le pide facilitar recursos de esos que derrocha, para salvar vidas humanas de esas que por millones mueren cada año por hambre, desnutrición, SIDA y otras enfermedades.

13/09/2002

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