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El Censo en Santiago Alto espíritu de cooperación ORLANDO GUEVARA NÚÑEZ
Antes de referirse a su labor, el alumno de segundo año del Politécnico de Electrónica Mariana Grajales, de Santiago de Cuba, comenta sobre la población ya visitada. "Todos me han recibido muy bien, con un alto espíritu de cooperación, y la gente demuestra estar preparada. Responden con claridad las preguntas y en muchas ocasiones solicitan precisiones sobre algunos aspectos de la encuesta". ¿MÁS DE UNA VISITA A UNA MISMA CASA? "Solo una vez, de las 24 visitas realizadas, tuve que volver; dejé una nota e hice el trabajo esa misma noche. Tengo como método avisarles antes a las personas, llegar a un acuerdo e incluso fijar la hora, pues así todos aprovechamos mejor el tiempo."
El chequeo de los supervisores sobre la calidad de la enumeración, es diario. El entrevistado lo reconoce como "una gran ayuda para la calidad del Censo". Para este muchacho de 17 años de edad, la confianza que le han dado para tan importante tarea es un compromiso —así lo afirman sus compañeros—, asumido con absolutas responsabilidad y eficiencia. "Trabajo desde las 7:30 a.m. hasta después de las 9:00 p.m., y trato de visitar los hogares que serán censados al día siguiente", expresa el estudiante de Informática. El encuentro es breve pues nada debe interrumpir las visitas. Por eso, mochila al hombro, pulóver blanco y gorra azul con el logotipo del Censo, cuestionarios en mano, el enumerador vuelve a su puesto. Es uno más entre las decenas de miles que en todo el país trabajan hoy para poner a disposición del Estado datos precisos y confiables sobre la población y las viviendas. Aquí, en el segmento 1, distrito 281, de la Ciudad Héroe, un joven a la altura de su tiempo ratifica un objetivo y una decisión: "Continuar hasta concluir el trabajo y poner todo el empeño en realizarlo con la calidad esperada". ¿Lo que más le ha impresionado? Las muestras de cooperación y solidaridad, el cariño y la ayuda de los entrevistados. |
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