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Primera Bienal de Cerámica La Vasija Premios en busca de nuevas luces Andrés D. Abreu
Este evento abre para la cerámica cubana un nuevo espacio que "expresa la voluntad del Museo..." de "arrojar luz sobre una importante área de trabajo —aquella relacionada con los recipientes— cuyo vínculo con el origen de esta manifestación, es obvio". La Bienal La Vasija alternará con la ya establecida Bienal de Cerámica Amelia Peláez, evento de cuyas experiencias y resultados competitivos partió esta nueva idea. La nueva Bienal intentó, en su concepción original, abordar de igual manera a los murales cerámicos. Pero ante la poca concurrencia a la convocatoria de piezas de este tipo, esta opción fue desestimada y permanecerá incluida dentro del concurso de la Amelia Peláez, destinado fundamentalmente a esculturas e instalaciones. La muestra seleccionada para La Vasija logra elevar el sentido de contemporaneidad que se pretende destacar con su creación y sobre estos criterios, repiten un número de artistas ya premiados y reconocidos en las actuales líneas de trabajo con el barro. Macetrustra, una de las piezas ganadoras y que plantea según su autor un carácter reformador del concepto clásico de vasija, está conformada por terracota, esmaltes e impresiones xilográficas, a los que se añaden el movimiento y el sonido. Mientras que Encuentro 2002 se apoya en la figura de la bolsa desechable como recipiente cotidiano de estos tiempos. Otras obras como Candelabros, de Humberto Díaz Pérez, y Reflexión sobre la creación, de Lázaro Navarrete Rodríguez, se erigen sobre lo conceptual para valorizar la actualidad de sus vasijas. |
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