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del lenguaje Celima Bernal • Cuando alguien le hable de sus dolores, no responda: "Y para que veas, yo me siento de lo más bien". Si una amiga se queja del comportamiento del esposo, nunca le conteste: "¡Ay, hija!, el mío es magnífico". —Pasé muy mal rato anoche —dijo alguien delante de mí. Su interlocutora, entre suspiros de felicidad, ripostó —Pues yo tuve una noche maravillosa, ¡me divertí una barbaridad! Seguramente no hay mala intención en esas respuestas; pero son poco solidarias, huelen a egoísmo. Interésese más en el prójimo. A veces, embriagados con nuestra dicha, olvidamos que una palabra de aliento hace milagros, cuando las cosas no van bien. |
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