Nacionales
Internacionales
Culturales
Deportivas
19/08/2002
Portada de hoy

Millones de mujeres en el planeta
sufren discriminación

MARIELA PÉREZ VALENZUELA

Como si nacieran marcadas por un sello que las condena de por vida, millones de mujeres en el planeta sienten el rigor de sociedades que, en dependencia de la cultura y tradiciones nacionales, las discrimina y las reduce a condición de objeto.

Es un asunto del pasado y del presente. En todas las épocas las féminas han sido víctimas de la exclusión, tanto política, como económica y social, la cual constituye en sí una forma de violencia. Pero desde siempre también lucharon y luchan por hacer valer su condición humana y ocupar un lugar en la sociedad.

Los problemas que enfrentaron en el siglo XX, algunos heredados de épocas que se pierden en el tiempo, se magnifican en el presente, cuando a nivel mundial hay aires belicistas, crisis económica y una creciente pobreza.

Nadie duda de que, junto a los ancianos, son las mujeres y las niñas y niños los más afectados en esta época de convulsión mundial, expresado en diversas formas.

Baste escoger al azar algunos países para confirmar la dramática situación de las mujeres, que constituyen —según Naciones Unidas (ONU)— la mitad de la población mundial.

Estudios de organismos internacionales, como la propia ONU, hablan de problemas comunes, como la violencia doméstica, pérdida de acceso a la salud y a la educación, abuso sexual, discriminación salarial y diferencias en la condición política, económica y social entre la mujer y el hombre.

A ello se unen, además, las guerras internas o internacionales, con su lastre de destrucción y orfandad para millones de menores, y pérdida de hogares y seres queridos.

En América Latina, las políticas de corte neoliberal impuestas por la mayoría de los gobiernos en las dos últimas décadas afectan en gran medida a la población femenina, sobre todo de los sectores de menos recursos, los más golpeados por las crisis.

La mujer se convierte en una fuerza de trabajo secundaria y los impedimentos que encuentra para calificarse crean una dificultad extra a la hora de encontrar un trabajo bien remunerado.

Esta situación se agrava cuando del salario femenino depende la alimentación de los hijos, si es ella la jefa de familia.

Incluso si consigue un empleo —en algunas empresas se les exige que no estén embarazadas-— gana menos que su par masculino aunque desempeñe las mismas funciones, una situación que existe también en los países desarrollados.

La falta de acceso a la educación por las niñas —si es que existen escuelas en sus localidades— es común en las naciones pobres. Muchas se encargan del hogar y de los hermanos más pequeños, o trabajan en busca del sustento familiar.

Hace pocos días un grupo de expertas mexicanas denunció ante un Comité de la ONU que el aislamiento femenino es una constante en su país.

Cifras del Instituto de Estadísticas, Geografía e Informática de México indican que el analfabetismo afecta al 10,6% de la población mayor de 15 años y más de la mitad son mujeres.

El tema de la salud reproductiva y el constante atropello de ese derecho femenino sigue siendo un grave problema.

Muchas jóvenes desconocen la existencia de métodos anticonceptivos para evitar hijos no deseados o carecen de posibilidades económicas para acceder a esos tratamientos, de manera que salen embarazadas en la primera relación sexual.

El riesgo de quedar grávida en edades tempranas de la vida es ignorado por muchas mujeres, alejadas de la educación sexual y sin acceso a los servicios de salud.

Unas 25 000 féminas mueren cada año en América Latina por complicaciones durante el embarazo y el parto, de los casi 13 millones de nacimientos que como promedio tienen lugar en el período en esa región.

Solo en México se calcula que son adolescentes el 25% del total de embarazadas en un año.

La interrupción de la gravidez es otro gran peligro para las jóvenes, pues casi siempre en las poblaciones más pobres se practica en desfavorables condiciones sanitarias y por personal no calificado.

En la mayoría de los países el aborto es la principal causa de muerte materna. En Argentina, por ejemplo, se realizan unos 350 000 anuales en condiciones muy precarias.

Según la UNICEF, Afganistán registra la segunda tasa más elevada de mortalidad materna en el mundo. En ese país, solo el 15% de los partos son atendidos por médicos. La vida de la población femenina se reduce a la familia y hasta en el hogar son discriminadas. La tradición las obliga a reducir su ración de alimentación a favor de los hombres y los niños.

En África, un continente devastado por el SIDA, miles de mujeres mueren anualmente a causa de la mortal enfermedad, ante la imposibilidad de acceder a las costosas terapias para prolongar su existencia.

A unos 100 millones de africanas se les ha practicado la mutilación genital en condiciones de alto riesgo, bajo el pretexto de que solo así son más deseadas por los varones.

La prostitución continúa siendo un millonario negocio que mueve alrededor de 12 000 millones de euros cada año solo en España, según informaciones de la policía de ese país.

De acuerdo con un informe elaborado por la organización Médicos del Mundo, el 66% de las prostitutas en esa nación son inmigrantes procedentes de África, Latinoamérica y los países anteriormente socialistas del este europeo y la desaparecida Unión Soviética.

Las naciones de la antigua Yugoslavia son el destino final de jóvenes procedentes de esa región que, alentadas por promesas de mejoras económicas, viajan y después son obligadas a ejercer el llamado negocio del sexo, en una versión moderna de esclavitud.

Según la cadena de televisión de Estados Unidos NBC, en Moldavia, un país de 4,3 millones de habitantes, después del derrumbe del campo socialista se vendieron entre 200 000 y 400 000 féminas.

Investigaciones revelan que hasta un 45% de las mujeres en Ucrania corren el riesgo de ser perjudicadas por el comercio sexual.

19/08/2002

Subirtop.gif (129 bytes)

Portada de hoy