A 20 años de unos Juegos memorables

MIGUEL HERNÁNDEZ

Los veranos siempre traen recuerdos de gratos momentos de nuestro deporte.

Cuando no julio, agosto. Y días atrás se rememoraba la década del punto más alto de los olímpicos cubanos cuando Barcelona.

Y hoy 7, esta máquina del tiempo que es la memoria nos lleva, justo 20 años atrás, a la inauguración de los XIV Juegos Centroamericanos y del Caribe en el estadio Pedro Marrero.

Cuba, en poco más de 16 meses, en lugar de los cinco años tradicionales, garantizó su montaje y pudo salvar la continuidad del añejo certamen regional al que había renunciado a última hora la ciudad boricua de Mayagüez.

Hizo los mejores de la historia regional hasta esa fecha... y quizás hasta hoy. Fueron los viejos Juegos en una Cuba nueva.

El propio Samaranch, en su primera visita a La Habana a propósito del evento múltiple, ya a dos años como presidente del COI, dijo que Cuba estaba en condiciones de preparar cosas más complejas, entusiasmado por este éxito.

Es que estos Juegos Centroamericanos y del Caribe, austeros y sencillos, sin lujos pero bien organizados, fueron el trampolín para los históricos Juegos Panamericanos de La Habana y Santiago, nueve años después.

Y por coincidencia, uno y otro terminaron un 18 de agosto. Y en uno y otro, nuestros protagonistas-compatriotas dedicaron sus medallas al alentador 13 de agosto, cumpleaños de Fidel, quien alentó con su presencia en cada instalación.

Tocan la puerta de la mente y la nostalgia también en estos días los 40 años de aquellos Centrocaribes de Kingston, Jamaica, primera gran prueba de la dignidad contra el mercenarismo. Y en unas semanas los 30 de aquel bronce inédito del quinteto varonil de baloncesto y de nuestras primeras medallas olímpicas de oro en la Revolución, con Orlandito, Correa y Teófilo y su histórica declaración de patriotismo cuando Munich. Que los veranos siempre nos traen buenos recuerdos.