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![]() Historias cotidianas Bombero, ¿ingeniero? Mitos, historias y aventuras de una labor de valientes ROGER RICARDO LUIS Cuando el cuarto de Tula le cogió candela, el capitán Silvio Rivas Zarragoitía no había nacido y al bombero se le reconocía por echar agua, disponer de buenos pulmones y tener una bola de otra cosa... que para los cubanos define la hombría, la valentía. De entonces acá, del cuarto de Tula solo queda la canción, y aunque la percepción cubana del bombero sigue siendo parecida, no es menos cierto que muchas cosas han cambiado en la actuación profesional de los bomberos.
Muchos piensan que para esta labor se viene predestinado por un "don" tal vez divino. Quien lo crea así, la historia de cómo el capitán Rivas Zarragoitía se hizo bombero lo pondrá con los pies en la tierra. Todo indicaba que iba a ser arquitecto. Ya tenía el título de dibujante de esa especialidad obtenido al graduarse del Instituto de la Construcción José Martí. Tareas en el Ministerio del Interior en un momento pico de trabajo allá por 1975, le impidieron continuar esos estudios. Un buen día apareció una convocatoria para la formación de ingenieros en la especialidad de incendios, optó por la plaza y se fue a Moscú por más de cinco años. CON EL AUXILIO DE LA CIENCIA Y LA TÉCNICA Y muchos se preguntarán: ¿Un bombero ingeniero?, a partir de una visión incompleta y primitiva de esta labor de tanto valor social. Silvio fue de los primeros jóvenes cubanos que acudió a prepararse en esa disciplina que para entonces (1975-1982) solo se estudiaba en dos universidades del mundo localizadas en la antigua URSS y en Estados Unidos. Es una carrera con todo el rigor y donde hay que vencer cinco cálculos matemáticos, Física, Química, entre otras materias. Por supuesto que táctica y técnica de la especialidad, junto a ejercicios y prácticas.
La carrera persigue, entre sus objetivos, la formación de un especialista que conozca y sea capaz, con las posibilidades de la ciencia y la técnica, de prevenir y combatir los diferentes tipos de incendios, de qué manera y en qué momento emplear los medios y fuerzas disponibles para la liquidación. La vocación surgió en la misma medida en que se adentró en los estudios de su profesión. Quizás la clave estuvo en la combinación de la aventura, el arrojo, la inteligencia, el interés por servir a los demás en un momento clímax, factores que siguen motivando a los jóvenes hoy. DEBUT EN CALIENTE Santiago de Cuba fue el destino inicial. De ese tiempo recuerda los incendios a bordo de un barco cargado de harina de soya. Para los bomberos, los siniestros donde existe poca maniobrabilidad resultan una ratonera y, por tanto, de mayor peligrosidad. A este hecho se adicionaba la gran emanación de gases. Durante tres días lucharon contra las llamas hasta que pudieron abrir las compuertas de las bodegas, una operación muy riesgosa. Felizmente los cálculos hechos, las operaciones realizadas y el arrojo y valentía de los bomberos terminaron por extinguir el incendio de grandes proporciones. Silvio estuvo presente también en varios incendios de tanques de combustible en la refinería santiaguera Hermanos Díaz, provocados por la falta de pararrayos en estos. También en uno muy grave en la termoeléctrica Antonio Maceo (Renté), el cual tuvo por escenario los túneles de cables y que amenazó con alcanzar un tanque con hidrocina, sustancia altamente combustible y explosiva, que de ser alcanzado por las llamas hubiera producido una verdadera catástrofe. En la "tierra caliente", echó Rivas Zarragoitía los primeros 12 años de vida profesional. Luego regresó a La Habana natal donde ha ocupado diferentes responsabilidades en unidades y la jefatura del Cuerpo de Bomberos de la capital. Desde hace un año y ocho meses es el jefe del Comando del Cerro. EL CERRO Y LA LLAVE CONTRA INCENDIOS En este municipio se verifican de tres a cuatro incendios diarios, principalmente en viviendas. Almacenamiento incorrecto de combustible doméstico (luz brillante), cocinas en mal estado o improvisadas, escape de gas manufacturado o embotellado, redes eléctricas defectuosas, son algunos de los detonantes que llegan a alcanzar categoría de alquimia peligrosa, máxime si se produce en una de las abundantes cuarterías y viejos edificios adaptados bajo el imperio de la arquitectura clandestina, léase barbacoas, paredes y techos de cartón, madera, todos altamente inflamables. Uno de esos siniestros en que participó el comando que dirige el capitán Silvio Rivas fue el ocurrido en el edificio multifamiliar sito en Ayestarán y Estrella. La negligencia fue la causante del fuego. El detonante fue una cocina encendida en la vivienda de un ciudadano dedicado a la fabricación artesanal de velas, quien, con unos tragos de más, se quedó dormido y lamentablemente murió en el hospital a causa de las graves quemaduras sufridas. Si tales hechos en las viviendas son un dolor de cabeza, en el sector económico la prevención suele ser más efectiva a partir del estudio táctico-operativo que realiza cada comando de bomberos en su zona de responsabilidad. En el Cerro, por ejemplo, están controlados 57 centros altamente peligrosos a los cuales se les hacen inspecciones periódicas para verificar las medidas de seguridad previstas, reservas de agua (hidrantes, cisternas), entradas de los inmuebles, medios de protección contra incendios. Todas esas acciones de previsión, planificación, control pasan por las manos de especialistas experimentados como el capitán Silvio Rivas Zarragoitía. EL OSO Y EL BOMBERO La vida en un comando de bomberos no es pasarse el tiempo descansando o jugando dominó, en espera de una alarma de incendio para lanzarse por el famoso tubo con toda la habilitación de protección y abordar el camión con el propósito de apagar un fuego. En un comando se cumple la llamada Normativa del bombero, planificación de la actividad que incluye la preparación física, táctica, técnica, política, el mantenimiento interno del orden y de la técnica de extinción y las guardias. Todos los días hay acciones concretas como los servicios que se brindan a la población que van desde acudir ante un escape de gas hasta el ataque de un panal de abejas. Todo ello expresa, en síntesis, la confianza y la seguridad que siente la población con la labor de los bomberos. El capitán Silvio Rivas Zarragoitía recuerda que en Rusia escuchó la sentencia de que "...el bombero duerme como un oso", pero en Cuba no hay osos y sí trabajo cantidad. |
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