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27/07/2002
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Isla de la Juventud

Tocar sueños sin alcanzar al teclado

DIEGO RODRÍGUEZ MOLINA

NUEVA GERONA.— No es ciencia ficción ni sueño. Erika Mercedes Valdivia Lozada tiene solo cinco años y aunque casi no alcanza al teclado, habla con vocesita tan segura, que más que gracia, causa sorpresa y admiración.

"Me gusta venir porque dibujo lo que yo quiero, juego con la computadora, aprendo a tocar las teclas y el ratoncito, pinto mi aula y muchas cosas", dice sin apartar su vista de la pantalla, esta niña de preescolar del círculo infantil Ismaelillo, en la Isla de la Juventud, durante una de sus visitas semanales al Joven Club de Computación y Electrónica Abel Santamaría.

Foto: MIGUEL GUZMÁN RUIZLa profesora Delia junto a los más pequeños asistentes a un Joven Club 
de Computación en el país.

Junto a sus compañeritos ella integra el Círculo de Interés de Computación que funciona con alumnos de su nivel, sin duda una novedosa experiencia en el país, que los convierte en los más pequeños de ese movimiento nacional.

"En abril del actual año empezamos y los primeros sorprendidos hemos sido nosotros al ver la rapidez con que han aprendido. Los resultados han sido por encima de lo previsto", confiesa la profesora Delia Morales Oropesa, una apasionada educadora del Joven Club y tan enamorada de los niños y la tarea, que habla con entusiasmo: "Ha sido un privilegio haber descubierto cuánto se puede avanzar en esa temprana edad en el dominio de la nueva tecnología. Estos niños son muy creativos, alegres, y han reforzado la disciplina y el colectivismo, entre otros valores ...ahora exigen nuevas cosas...".

Ellos solos encienden las máquinas, buscan el juego preferido o la página para dibujar y se sumergen tanto en ese mundo, que ni reparan en visitas ni llamadas.

"A mí lo que me gusta hacer son triángulos, círculos..., llenarlos de colores, y jugar con el árbol", dice con palabras dibujadas por su fértil imaginación el pequeño Alejandro Sánchez Rodríguez, refiriéndose a uno de los tantos entretenimientos didácticos: Componedor de palabras y La Isla del coco.

Y a todos cautivaron en la exposición municipal de círculos de interés.

"Aunque el objetivo inicial era familiarizarlos con el mundo de la alta tecnología, para mayor sorpresa se ha logrado más, hasta utilizan herramientas del software", precisa optimista Delia, mientras sigue amasando sueños:

"No solo vamos a extender la experiencia a otros niños, sino que continuaremos con ellos y les enseñaremos cosas más complejas, como hacer páginas Web, para Internet, programar y darle rienda suelta a su talento...".

Por su parte, la maestra de música de preescolar Maribel Baldrich, quien acompaña a los infantes, destaca mientras los observa "lo audaz y valioso de esta experiencia" y agrega: "Esa labor les ha reafirmado conocimientos del grado, desde el trabajo con la forma hasta con el color, desarrollado la atención, la motricidad fina y la observación, además, acelera el aprendizaje de las letras, enriquece su lenguaje, contribuye a regularles la conducta a los más traviesos, y fomenta la labor en grupo".

Si el mundo de las computadoras y la informática es una maravilla de la tecnología moderna, fascina ponerlo en manos de estos pequeños llenos de imaginación. No es un paso más en el vertiginoso desarrollo educacional de Cuba, sino peldaño audaz y puntero en la constante búsqueda que estimula el Socialismo —como hace poco subrayaba Fidel— por la calidad de la enseñanza y la plena realización del hombre y la mujer, desde las más tempranas edades.

Además de ellos, son beneficiados por este Joven Club —uno de los cuatro del territorio— los cientos de alumnos de diferentes cursos especializados y otros usuarios, como los miembros de un círculo de abuelos en el reparto con el mismo nombre del segundo jefe de los asaltantes del Moncada, quien nunca deja de ser luz, guía hacia el futuro mejor que soñó.

27/07/2002

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