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La Super en receso Números acordes con la media SIGFREDO BARROS Justo cuando llegó a la mitad de su calendario de 30 juegos, la Super Liga aprovechó los días feriados de este tórrido julio para tomarse un receso, como los buenos guerreros, antes de afrontar la segunda parte, la cual se desarrollará casi completamente en otro mes caluroso en extremo, agosto, lo cual demandará un esfuerzo de los jugadores envueltos en la lid.
La tabla de posiciones —cerrada de principio a fin—, demuestra la paridad existente entre los cuatro concursantes; el más alejado, Orientales, afectado extraordinariamente en su pitcheo por la temporada baja de su astro Norge Vera y la definitiva del también indómito Danny Betancourt, a lo cual se suma la ineficiencia de otros de sus tiradores. El objetivo cardinal de esta Super Liga no era otro que sustituir un tedioso entrenamiento en la capital por una justa en la cual se pusieran en práctica determinados elementos técnicos y tácticos acordes con el béisbol moderno. Y los números demuestran, sin lugar a dudas, que lo programado se ha cumplido en un alto por ciento. No hay más remedio que jugar más a la pelota si se quiere aspirar a un superior desarrollo. Por ejemplo, solo en cinco ocasiones durante los 29 juegos efectuados los lanzadores han completado un juego. La utilización de los relevistas intermedios y de los cerradores —acorde con la práctica habitual en todas las ligas del mundo—, mantiene el promedio general del pitcheo en 3,67, a pesar de la alta concentración de buenos bateadores exhibida por cada equipo. Si en la venidera XLII Serie Nacional esto se convirtiera en habitual —renunciando a la insistencia en utilizar un pitcher cuando es evidente que nada tiene que hacer en el montículo y a traer un relevista cuando el agua amenaza con sobrepasar el cuello—, nuestro béisbol ganaría muchísimo en calidad. Nuestros ases del box también tienen que aprender a lanzar pegado y con el adecuado control. Ya sumamos 47 pelotazos, evidentemente demasiados. Un gran conocedor del béisbol, Pedro "Preston" Gómez, el primer cubano que dirigió un equipo en Grandes Ligas, manifestó durante una clínica de tres días impartida en el Latinoamericano: En Grandes Ligas el lanzamiento más efectivo, con el cual se saca mayor cantidad de outs, es la recta dura y pegada. Pero para ello se necesita un exacto conocimiento de la zona de strike. Lanzar pegado y controlado es una garantía de éxito. En cuanto a la defensa, algo se ha mejorado, pues los dos punteros, Occidentales y Habaneros, promedian para 976 y 978, respectivamente, índices que se acercan a la media internacional de 980. No obstante, resulta necesario insistir en la necesaria concentración, condición indispensable para un mejor desempeño a la hora de fildear. La Super Liga —es mi opinión—, cumple hasta el momento con lo que de ella se pedía. Lo de la asistencia de público es harina de otro costal y sería tema para otro comentario. Pero nunca olvidar que no siempre es factible hacer coincidir armónicamente Arte y Espectáculo.
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