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Fotopuente para un Ferro-carril Andrés D. Abreu La Fototeca de Cuba exhibe hasta el último día de julio una de las mejores propuestas curatoriales realizadas este año en las artes visuales a partir de la fotografía. La exposición está compuesta por las muestras Fotopuente y Ferro-carril, dos colecciones que se cruzan entre sí para conformar un recorrido espacial de provechoso tránsito y que salva cualquier diferencia cualitativa entre las creaciones seleccionadas. En la planta alta de la principal institución de los fotógrafos cubanos se presenta un trayecto estructurado por piezas de artistas cubanos y españoles que con buena pericia equilibra similitudes en cuanto a discursos y estéticas. El proyecto, que viajará de ida y vuelta de La Habana a Madrid a través del Atlántico con una renovación bianual de la colección, es una idea original del artista español Luis Colomina. Luis se ha hecho presente en esta primera edición de Fotopuente con la instalación El nacimiento de la Venus, muy cercana a otra de Alain Pino, ambas con intenciones de plasmar desde recursos fotográficos composiciones que en su magnitud hagan del resultado artístico un suceso distante de la foto en sí. A este sentido, pero a la inversa, se acerca otro conjunto de instalaciones, el de Alina Isabel, quien logra con tres piezas el resultado más llamativo de la planta alta de la Fototeca. Una silla, una escalera y un par de gafas, ensamblados todos con diapositivas, hacen que los visitantes lleguen hasta los tres objetos en busca de lo exactamente fotográfico que contienen. Imágenes del cuerpo para un complot de actitudes entre un hedonismo trunco y un voyeurismo dislocado que concentran a su alrededor mucha miradas. Otros cuatro artistas también hicieron lo suyo con el "eros" de la figura humana. Ellos fueron los cubanos René Peña y el dúo creativo Liudmila y Nelson, y el español Manuel Abella. Mientras que Ricardo Elias (Cuba), Marta Guitart (España) y Blanca Mora (España) tomaban a la ciudad para su paso con el lente. Dejo para el final a la fotógrafa cubana Lissette Solorzano, quien, aunque está incluida en Fotopuente, tomó en solitario el estacionamiento de la planta baja de la Fototeca para su Ferro-carril (exposición que será presentada próximamente en los Estados Unidos). Son el tren y su vía —un camino fragmentado en insinuantes fotos que se acoplan en la impresión sugerente—, un medio de aproximación y comunicación introspectiva entre los humanos que viajan en el Ferro-carril y los que recorremos ese trayecto retratado por la artista. El emplazamiento de estas excelentes tomas de Lissette y su cámara ponen al espectador ante la dicotomía de estar dentro del viaje o al margen de él. Es como si un inquieto pasajero atravesara, desde la locomotora hasta el último vagón, el contenido de un riguroso ensayo fotográfico que sostiene la contemporaneidad de la fotografía de reportaje, o si ante nuestros ojos estáticos en un andén se desplazara un tren cargado de buenas fotos con los significados que la visión de ese viaje implica. |
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