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17/07/2002
Portada de hoy

El perejil de la discordia

ARSENIO RODRÍGUEZ

Las primeras sorprendidas fueron las cabras, acostumbradas a saborear el abundante perejil del islote de apenas 13,5 hectáreas, muy cerca de Marruecos y del enclave español de Ceuta, que ha provocado una situación curiosa entre ambas naciones, en estos tiempos de tensión y agresiones sin previo aviso.

APUna fragata española patrulla frente a las costas del islote en disputa.

Todo comenzó la pasada semana, cuando Marruecos ocupó el inhabitado peñasco con unos 12 gendarmes, y situó un puesto de observación, muy cerca de las únicas cuatro casas que ocupan las dos familias que viven en lo que para España es la isla Perejil y para Marruecos la isla Leila.

Marruecos, al parecer, plantea quedarse en el lugar, y va a cambiar las tiendas de campaña por unas estructuras más sólidas, a pesar de los llamados de la Unión Europea, la Organización para el Atlántico Norte (OTAN) y de la propia España, empeñadas todas, incluso hasta el propio Marruecos, en encontrar una salida diplomática al conflicto.

Sin embargo, los marroquíes sustituyeron a los primeros gendarmes llegados al islote por infantes de marina de mayor graduación y mantienen cerca un centenar de soldados, mientras que la parte española ha congregado un total de cinco naves de guerra a la zona del conflicto, frente a la costa norte de África.

España considera la acción marroquí como una afrenta a su soberanía, mientras que Marruecos cataloga el despliegue militar español como una reacción desproporcionada.

Para Rabat este puesto de observación le permitirá luchar contra la emigración ilegal hacia España, así como contra el terrorismo y el narcotráfico, posición que no comparte el lado ibérico, que exige la retirada inmediata de la pequeña tropa marroquí.

Hasta el momento "la sangre no ha llegado al río", y los movimientos militares de una y otra parte se hacen tratando de no provocar confrontación. Helicópteros españoles sobrevuelan el lugar, mientras que cañoneras de ambas naciones han bordeado el peñasco, pero evitando cruzarse durante el recorrido.

Resultará muy extraño para las dos familias radicadas en Perejil o Leila, según el caso, quienes hablan un castellano con giros de finales del siglo XIX, la presencia tanto de marroquíes como de españoles, dentro y fuera de su hasta ahora apacible territorio.

Tan extraño como la preocupación que ha provocado en organizaciones como la UE y la OTAN, que no solo han dado a conocer la necesidad de una solución pacífica, sino que también se plantean discutir el asunto en reuniones del más alto nivel.

Preocupación que no ha sido demostrada por estas organizaciones y otras en conflictos ya pasados, y aprobados, como la criminal agresión a Afganistán, o como el probable ataque a Iraq.

Mientras, en las aguas cercanas al islote, el capitán de la fragata española Navarra, respondía a un periodista que "estamos aquí para lo que nos manden, pero no nos vemos pegando tiros", en lo que parecen coincidir todos los observadores de la curiosa situación creada.

17/07/2002

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