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17/07/2002
Portada de hoy

Santa Camila resucitada

ROLANDO PÉREZ BETANCOURT

Sin demasiadas componendas estructurales, dejándose arrastrar por las transformaciones de aquel mundo revolucionario que cada día le abría las puertas a lo increíble, José R. Brene concibió su Santa Camila de La Habana Vieja. Su propósito estaba claro: viejas deformaciones sociales establecidas en capas humildes y en buena medida equilibrando en lo marginal, enfrentándose a lo nuevo reivindicativo, pero no por ello confuso y hasta incomprensible para unos cuantos de los involucrados.

Foto: TOMADA DE LA TVUn realismo popular que hizo época con la historia del Ñico sabrosón y la Camila jacarandosa y enamorada. Y en torno a ellos, personajes y hechos que no escaparon de un esquematismo de urgencias, lastrado en alguna medida por situaciones y diálogos casi aleccionadores.

No sería justo, sin embargo, juzgar al Brene de entonces con las perspectivas culturales de cuarenta años después y máxime cuando él mismo fue parte de una marea transformadora que le posibilitó dedicarse al teatro a plena capacidad.

Asumida ahora para la televisión por Belkis Vega, Santa Camila de La Habana Vieja continúa siendo la misma obra y a la vez diferente. Sigue estando presente el tono dulzón relacionado con la trama social que envuelve a los personajes secundarios en su lucha entre lo viejo y lo nuevo, pero la confrontación entre el mantenido Ñico y su posesiva hembra transita, en su dramaturgia, unos rumbos mejor trabajados y por lo tanto más convincentes como plasmación artística.

Proveniente del cine, la realizadora ha sido hábil en la aplicación de una visualidad que bastante aporta mediante una fotografía que sabe desde donde mirar y mantiene una coherencia de estilo sin traicionar el modelo teatral sobre el que se sustenta. Una visualidad, no obstante, que se le desborda al asumir el personaje de la madrina, punteado, además, por una vacilante construcción psicológica en los diálogos, lo que lo coloca al borde de la historieta. Este es sin duda uno de esos personajes de los que un creador se enamora y lo embellece y pule tanto que termina por restarle vitalidad.

Pero el fuerte de esta obra lo constituye el tú a tú entre los personajes principales. Aquí hay profesionalidad tanto en las transiciones del conflicto como en las actuaciones de Luis Alberto García y Luisa María Jiménez, excelente ella a pesar de dos o tres desmandes que debieron ser atajados por los realizadores. Unas actuaciones en las que se destacan los siempre eficientes Paula Alí y Mario Limonta. Y no olvidar el desempeño de Beatriz González, la maestra, que en su contención de mujer de otro medio social inserta en un "planeta" que recién descubre, es capaz de dar el tono preciso de una época.

Ambientación, vestuario, música como banda sonora y también de hilo conductor mediante esos boleros muy bien escogidos, hacen de esta entrega de Belkis Vega un apreciable trabajo en la nada fácil tarea de llevar el teatro a la pequeña pantalla, teniendo en la mirilla la alta calificación.

Ya había demostrado ella sus dominios en tales menesteres al asumir La casa de Bernarda Alba.

Ahora hace falta ver a la cineasta haciendo cine completo.

17/07/2002

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