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Presencia de José Antonio Echeverría en su 70 cumpleaños Más que caer, se sembró en la Historia JUAN NUIRY SÁNCHEZ Nacido en Cárdenas el 16 de julio de 1932, José Antonio Echeverría cumpliría 70 años de edad. Se gradúa de Bachiller en Ciencias en el Instituto de Segunda Enseñanza de su ciudad natal. En sus ratos libres pinta. El asma no le impide, debido a su recia voluntad, hacer deportes. En 1950 ingresa en la Universidad de La Habana, matriculando en la Facultad de Arquitectura.
Año de 1952, mes de marzo. Fin de semana familiar. El lunes, día 10, conoce del golpe militar en el Campamento de Columbia. Solo tarda el tiempo del trayecto del viaje hacia La Habana. Se dirige a la Universidad. Los próximos 5 años los viviría de prisa. No existió un minuto de reposo. Su vida fue siempre un reto. Aún no había cumplido 25 años aquel 13 de Marzo de 1957 y cuánto se puede escribir sobre su destacada y fugaz existencia. No sería posible hablar de aquella etapa sin referirnos a la Universidad de La Habana, que fiel a su tradición histórica fue desde el principio centro y bastión de la rebeldía nacional. Precisamente de las filas del estudiantado de aquella casa de estudios surgió José Antonio, constituyendo una referencia en el proceso revolucionario cubano que el tiempo consolida. Fue dirigente estudiantil porque fue ante todo estudiante. Su expediente académico va aparejado a su trayectoria como dirigente. ¿Quién no recuerda a aquel joven resuelto al frente de las manifestaciones estudiantiles bajando la escalinata por la calle San Lázaro, teniendo tan solo como escudo a la bandera? Enfrentó a esbirros, fustas y balas. Cuanto más golpeado, con más fuerza se levantaba, decisión que lo caracterizó hasta en su desenlace final. Pero no es tan solo el José Antonio que debemos conocer. Si su valor se multiplicaba era producto de la formación y solidez de sus ideales. Así lo dejó plasmado para la historia: Si la lucha inmediata era la frontal contra Batista, había que combatir simultáneamente en el campo de las ideas. José Antonio era uno en su pensamiento y su acción, siendo reflejo uno de lo otro, en que se aúnan y complementan en armonía, pensamiento y conducta. No es posible olvidar que dentro de la compleja situación existente habría que enfrentarse también a una seudo oposición electoralista con "soluciones" mediatizadas. Ante este cuadro caracterizado por el descrédito existente, había que predicar con el ejemplo. Eso hizo. Y ganó confianza, admiración y respeto. Si radical y audaz fue la acción personal de José Antonio, acertada y profunda fue su correcta estrategia como dirigente revolucionario. Recordamos como ejemplo, entre otros, su posición contra el Canal Vía Cuba, y su lucha porque no podía existir amnistía política sin incluir a los combatientes del Moncada. Así como su clara posición en el ámbito internacional. Es importante observar cómo en los momentos cruciales, en el fragor del combate, no olvidó nunca el arte en todas sus manifestaciones, así como su prédica constante por el desarrollo y superación cultural. Su preocupación en esta dirección se destaca cuando funda en la Escuela de Arquitectura la Revista Espacio. Sin tener presente estos aspectos, no sería posible conocer en toda su verdadera proyección histórica, su personalidad. José Antonio, al igual que Mella, desbordó los muros docentes. Precisamente en este año 2002, coinciden importantes aniversarios en la trayectoria del movimiento estudiantil en nuestro país que invitan a la evocación. El aniversario 45 de las acciones del 13 de Marzo coincide con el aniversario 80 de la fundación de la FEU por Julio Antonio Mella, que la dirección de la Federación Estudiantil Universitaria actual, heredera de esa tradición, impulsa su celebración con vigorosa y combativa pujanza. Este aniversario 70 del natalicio de José Antonio nos traslada al recuerdo de aquel que precisamente dejamos de ver por última vez hace 45 años, cuando en marcha para la acción, subía al auto delante del nuestro, despidiéndose de mí, con una amplia sonrisa cargada de responsabilidad. Ante esta conmemoración, se agolpan inolvidables acontecimientos, así como surge la obligada pregunta que nos formulan siempre en cada oportunidad que hablamos de nuestro amigo y compañero: ¿Cómo recuerdas a José Antonio? También nosotros, cuando nos reuníamos con Raúl Roa en la Plaza Cadenas, le abordábamos ávidos por conocer: ¿Cómo era Pablo? A pesar del tiempo y la distancia, su presencia es imborrable. A José Antonio lo recordamos en la pureza de sus ideales. Alegre y firme. Fiero en la lucha. Carismático. Afable en el trato. Orientador en la tribuna. Promotor de ideas y claras proyecciones. Constructivo en la crítica. Humano, justo, desinteresado, modesto. Amigo y compañero. Unitario dentro de los principios. La histórica carta firmada en México junto a Fidel es un legado de permanente vigencia y eterno compromiso del estudiantado. Quién duda que el Alma Mater, que bajo su sombra lo cobijó y que tan de cerca vio su cuerpo acribillado, lloró de dolor aquella tarde del miércoles 13 de Marzo de 1957, ante la pérdida de tan extraordinario y querido hijo. ¡Más que caer, se sembró en la Historia! Hoy, como homenaje en este significativo cumpleaños, no puede haber otro mejor para aquel que se caracterizó, entre sus aspectos más sobresalientes, por el principio de la unidad, que la reciente recordación del aniversario 45 del 13 de Marzo, cuando el máximo líder de la Revolución, el Comandante Fidel Castro, en emotiva ceremonia condecoró con la medalla que lleva precisamente el nombre de José Antonio, a los sobrevivientes de aquellas heroicas acciones. En inolvidable e histórica intervención, Fidel había afirmado: "La unidad de todos los revolucionarios, la unidad alcanzada en un grado tan alto como jamás se logró en la historia de nuestra Patria, esa unidad por la que suspiraron los combatientes durante más de un siglo desde las luchas de Yara hasta los heroicos combates contra el Machadato y que por primera vez nuestra generación logró." Esas palabras convierten a la Medalla José Antonio Echeverría en una elevada concepción y una realidad vibrante de la unidad revolucionaria; es el mejor presente y presencia que la Revolución y sus compañeros de lucha pueden ofrecer a José Antonio en su 70 cumpleaños. |
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