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Comoquiera que se pongan ARNALDO MUSA Con frecuencia hemos leído, de una u otra manera, acerca de la crisis de la economía norteamericana o, a la inversa, de su lento repunte o recuperación. Que si la Bolsa subió o bajó, que si los índices tal o más cual ganan o pierden...
Independientemente de ello, lo cierto es que sobre el trabajador norteamericano recaen los daños, tanto en lo que a pérdida de empleo se refiere o al recorte de los beneficios al desempleado. Algunos son más afortunados, pero otros no tienen más remedio que vivir en la pobreza en la nación más poderosa militar y económicamente del planeta. El ejemplo palpable de ello está en Nueva York, donde desde abril último se libra una lucha contra la decisión del alcalde, Michael Bloomberg —un demócrata devenido republicano—, de recortar los fondos federales para eliminar el Emergency Food Assistance Program, que distribuye alimentos a quienes no tienen viviendas; cerrar 15 centros asistenciales, eliminar programas de atención a los jóvenes y reducir en 115 millones de dólares el programa para la educación. Estos problemas se van extendiendo a todo el país, que ya llegó en mayo pasado a un desempleo oficial del 5,8%, con el mayor porcentaje entre los trabajadores negros, 11,2%, y los latinos, 7,9%. Aunque el gobierno había indicado un crecimiento en la oferta de empleos, estos eran por lo general temporales, principalmente en el sector de los servicios. Solo en abril, 79 000 obreros de la construcción y 19 000 de la industria manufacturera quedaron sin trabajo, elevando el total a más de un millón 700 000 desempleados desde julio del 2000. El jefe ejecutivo de la gigante Emerson Electric Co., David Farr, señaló que "nuestro mayor énfasis continuará en la reestructuración", refiriéndose al plan de cerrar 30 plantas este año, a fin de ser más rentable. Otros grandes empleadores, como Levi Strauss & Company, anunciaron el cierre de seis fábricas en Estados Unidos, que emplean a 3 300 personas. Delphi Cop, la más grande manufacturera de partes de automóviles, ya eliminó 6 100 puestos de trabajo este año, lo que eleva el total a 17 540 desde marzo del 2001. Pero, al mismo tiempo, la productividad de la empresa creció 3%. Los capitalistas buscan incrementar sus ganancias mediante la productividad laboral, por lo cual reorganizan la producción y utilizan una tecnología que produce más con menos trabajadores. En este contexto, el gobierno norteamericano reportó un aumento de la productividad del 5,2% en la producción y los servicios en los últimos tres meses del 2001, el cual llegó a 8,6% en este 2002, mientras disminuía el número de horas trabajadas. "Si la productividad crece tan robustamente como sugiere el Departamento del Trabajo, significa que los negocios crecen más y con menos trabajadores", apuntó The Wall Street Journal. Pero el economista David Ingram escribió en Investor's Business Daily que "no es una situación donde estamos produciendo más con menos, sino menos con mucho menos. Las firmas tratan de encontrar un incremento en la demanda de trabajo, a fin de imponer condiciones más fuertes". The New York Times reportó el 24 de abril último que los negociantes norteamericanos incrementan sus gastos en maquinarias y equipos, pero notó que "la razón para invertir en esos instrumentos de producción es disminuir los costos para poder expandirse". Puso como ejemplo que Intel construyó dos nuevas fábricas en los últimos años, a un costo de 12 800 millones de dólares, pero que para rebajar los gastos eliminó ya a 5 000 trabajadores el pasado año. Además, Compaq Computer Company, dueño de Hewlett Packard, planifica dejar sin trabajo a 15 000 personas, a fin de hacer a la nueva compañía más eficiente y rentable. Como ven, el trabajador es el perdedor de siempre.
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