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15/07/2002
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Encantado con El camarón....

ANDRÉS D. ABREU

Eduardo Blanco, siempre recuerda cuando habla de coreografías; que a los ocho años tuvo sus primeras recreaciones en este importante ejercicio de la danza con una obra titulada Juega y baila, en la que dos niñas le daban sentido a esta frase con aro, balde y paleta, en evidente alusión a pasajes del poema martiano Los zapaticos de rosa.

Foto: NANCY REYESEl muy joven coreógrafo del Ballet Nacional de Cuba, quien a sus 19 años ya acumula su cuarta obra en el repertorio de la compañía, continúa inmerso por estos días en las satisfacciones de su más reciente coreografía El camarón encantado, un texto literario recreado por Martí y publicado en su colección dedicada a los niños La Edad de Oro.

"Yo estaba en mi hogar a la caza de una idea para un nuevo ballet, cuenta Eduardo, y mi madre me recomendó el libro La Edad de Oro de José Martí. Entre sus páginas encontré El camarón encantado y decidí que esa sería mi nueva obra, por lo que tengo que agradecerle una vez más a mi madre por su acierto."

Graduado de la Escuela Nacional de Arte (ENA) donde obtuvo tres premios coreográficos en los años 1997, 1998 y 1999, y donde sorprendió al claustro de profesores, entre los que se encontraban Fernando Alonso y Ramona de Saá, con la obra Invitación al baile (1997), Eduardo Blanco se adentró en esta nueva experiencia después de haber concebido anteriormente, junto a los infantes, una versión de Aladino.

"Me gusta trabajar con la cátedra vocacional de la compañía", agrega el coreógrafo. "El Camarón... tiene una moraleja que es necesaria a todos pero siempre pensé que deberían contarla los niños. El trabajo con los pequeños aquí fue superior al de Aladino, en número mucho mayor de niños sobre el escenario y en la participación danzaria de los mismos en el desarrollo de la puesta. Fue un reto logrado sobre la escena y creo es por eso el impacto que tuvieron sus dos primeras funciones".

¿Y cómo se llegó hasta allí?

"Después de hacer el trabajo de mesa donde escogimos escenografía, utilería y vestuario, comenzó la selección de la música, un proceso que se vuelve muy intenso cuando no tienes un compositor que cree específicamente para tu ballet. Esta coreografía me condujo a una combinación de piezas de diferentes autores clásicos como Prokofiev, Delibes y Massenet entre otros. Alicia Alonso, directora del Ballet Nacional de Cuba (BNC), al escuchar el diseño musical me expresó que lo sentía como una composición hecha por todos estos músicos para El camarón... Luego vino el traslado de la historia y enseñanza literaria de Martí a este ballet concebido en un acto de ocho escenas".

"Tuve —continúa explicando— que reducir a solo tres los deseos que pide la avara Masica, porque de lo contrario se dañaba la fluidez de la obra. No obstante, los cambios escenográficos son muy rápidos e implican un trabajo arduo para los técnicos."

Concebir el baile de los animales presentes en escena fue otro elemento de detalles e investigación. Para el personaje del camarón, ejecutado por la bailarina Adriana, el artista tuvo que visitar el Acuario Nacional y observar los movimientos de los camarones que allí habitan.

"Había que diferenciar y marcar bien la gestualidad del camarón para que no se confundiese con otro animal mas común para los niños. Recibí ayuda hasta de ellos. Por ejemplo, en el montaje de las gallinas uno se me acercó y me dijo: Profesor, las gallinas mueven las paticas de esta forma cuando escarban. Enseguida otro preguntó: ¿Y no vamos a comer maíz?

"Fue un trabajo muy hermoso, difícil y creativo en el que tengo que agradecer a la imprescindible ayuda de las profesoras de la cátedra y de su directora Miriam Vila y en especial a Lidia Díaz, profesora de la compañía que me ha ayudado muy de cerca en esta obra y en otras como Tiempo giusto y Final obligado."

Además de su trabajo diario en el Ballet Nacional de Cuba, Eduardo continúa su superación profesional realizando estudios nocturnos en el Instituto Superior de Arte (ISA) de Licenciatura en Arte Danzario. Tiempo encuentra aún para a partir de las recomendaciones de importantes figuras de la escuela cubana de ballet como Loipa Araújo, Alberto Méndez y la propia Alicia rectificar y hacer más limpia su nueva obra, la cual le depara nuevas presentaciones.

Después de la gran alegría de que el Comandante en Jefe Fidel Castro visitara una de las funciones de El camarón encantado en la sala García Lorca del Gran Teatro de La Habana y valorara la significación de haber llevado la enseñanza martiana junto con la del ballet a tantos niños a través de esta coreografía, Eduardo Blanco ha recibido una nueva sorpresa. Próximamente, los días 22, 23 y 24 de julio, su obra se verá en el Teatro Heredia de Santiago de Cuba.

"Yo soy santiaguero, concluye sonriente el jovial coreógrafo, allí comencé a bailar y crear. Allí quiero compartir la felicidad de lo que hasta ahora he logrado."

 

15/07/2002

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