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06/07/2002
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Un día después del 4 de Julio

FÉLIX LÓPEZ

Una noticia "insólita", "sin precedentes"..., reflejada por alguna prensa, recorrió el mundo a partir de la gala homenaje ofrecida por Cuba al pueblo norteamericano con motivo del 4 de Julio. Esos calificativos desconocen una larga historia de encuentros y compenetración entre las naciones y las culturas cubana y estadounidense. Lo cierto, cotidiano, es que cada día, allá o acá, se suceden auténticos gestos de amistad, sentimiento que crece al margen de la mediocridad o del odio.

Pero no quiero hablar de esa gala que regalamos con placer y gusto, sino de una parte de su auditorio. Como espectador, tuve la suerte de sentarme justo tras medio centenar de jóvenes norteamericanos. Sus camisetas los identificaban como la más reciente generación de la Brigada Venceremos. Llegaron al teatro Karl Marx con caras expectantes. Y se marcharon cargados de emociones. Esa, por sí sola, es una gran satisfacción para los anfitriones.

Mientras ellos disfrutaban de la "presencia" de Whitman, Robert Lowell, Alice Walker y muchos otros ídolos norteamericanos, en las voces de poetas y cantores cubanos, comencé a hojear un periódico que aquellos jóvenes trajeron en sus equipajes desde San Francisco. War Times —Tiempos de Guerra— es una publicación bilingüe, nacida en los últimos meses, como antídoto a la manipulación de los medios, que justifican la cruzada bélica de Bush en nombre del antiterrorismo.

"La primera víctima de la guerra es la verdad", reza War Times en su primera página. Y sus titulares denuncian lo que ocultan los grandes medios que construyen el mundo a su antojo: "El control del petróleo es la clave para controlar la economía mundial", "Estados Unidos ha dado a Israel $14 millones por días durante 25 años"... En una entrevista titulada "Mentalidad de vaquero", Dolores Huerta, líder obrera chicana, denuncia que "Bush, y su señor padre, solo se han dado a la tarea de hacer guerras, hacer más armas y causar más conflictos".

Una publicación así, en un país donde el presidente ha sentenciado "están conmigo o contra mí", parecería obra de suicidas. Pero lo cierto es que en la tierra de Lincoln existe una mayoría honesta, hombres y mujeres dispuestos a empeñar su dinero y su nombre, para que el mundo no sucumba en la mentira. Y no se ocultan, porque en la lista de contribuyentes de War Times aparecen las firmas de casi cien intelectuales, artistas y periodistas, encabezados por Noam Chomsky.

Para Gopal Dayaneni y Bob Wing está claro que la llamada guerra contra el terrorismo, en el caso de Afganistán, ha logrado la instauración de un gobierno que sirve a los intereses de Bush y bases militares en nueve naciones vecinas: "Esos países de Asia Central son ricos en gas natural y petróleo. Estados Unidos está tratando de abrir el camino de los oleoductos hacia el occidente y hacia los crecientes mercados asiáticos".

Entre las razones mayores de la cruzada yanki por el mundo, agrega Wing, está el desvelo de Bush por el control del petróleo: "Si EE.UU. controla los recursos energéticos de sus enemigos —Europa, Japón, China, y otras naciones que aspiran a ser más independientes— entonces EE.UU. gana. El presidente ha calificado su programa como 'libertad permanente', cuando todos sabemos que debería llamarse ganancias sin fin".

Cuando uno conversa con norteamericanos de bien, se asegura que ni la más sofisticada maquinaria de inventar "verdades" y "motivos" para la guerra, puede con el olfato y la inteligencia natural de los pueblos. Ese medio centenar de jóvenes de San Francisco no se sentían en el Karl Marx rodeados por el "enemigo comunista", como siempre le enseñaron sus gobernantes, los presentadores de telediarios y las cintas de Hollywood.

Decir que lo ocurrido en La Habana el 4 de Julio fue insólito es faltar a la verdad. Habría que decir que es el primer homenaje formal que hacemos al Día de la independencia norteamericana, porque al pueblo de aquel país lo reverenciamos siempre, seguros de que una cosa es el gobierno y otra los malgobernados. No hay día específico para que un estadounidense se sienta a gusto en Cuba, o desande la Isla sin que nadie lo recrimine por su origen.

Un día después de la gala cultural, como cualquier otro, siguieron llegando a la capital cubana turistas norteamericanos, estudiantes de vacaciones, investigadores que frecuentan centros de investigación y universidades, amigos como los de la Brigada Venceremos, que comparten el trabajo agrícola con nuestros campesinos y van descubriendo un país que desconocían por completo.

Un día después del 4 de Julio, mientras caminaba por las calles del Vedado, rumbo al diario, me detuvo aquella escena familiar de un parque emblemático de la ciudad. Un norteamericano se sentaba junto a la estatua de Lennon, leyendo la prensa cubana, mientras su esposa le sacaba fotos, para llevar de recuerdo a Pennsylvania. Comenzaba, feliz, el 5 de Julio.

06/07/2002

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