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El mapa del mundo...¿Cuánto ha cambiado? En las últimas décadas del siglo XX la distribución política de los países se modificó drásticamente. ¿Qué pudiera suceder en el futuro? ALEXIS SCHLACHTER En este arranque del nuevo siglo XXI, la Organización de Naciones Unidas determinará la entrada de dos naciones independientes en su seno —la Confederación Helvética (Suiza) y la República de Timor Oriental (recién constituida el pasado 20 de mayo)—para llegar, si son aprobadas sus peticiones, a 191 países. Naciones que durante decenios no se habían vinculado directamente con la ONU, ya en las postrimerías de la pasada centuria comenzaron el proceso integrador. Así sucedió con el Reino de Tonga y la República de Kiribati, en la zona de Oceanía (el 14 de septiembre de 1999 ambas naciones entraron en la organización), también del mismo escenario geográfico lo hizo Tuvalú, pero el 5 de septiembre del 2000.
Desde el punto de vista de la creación de nuevos estados, la década pasada resultó plena de cambios políticos que han modificado sustancialmente los mapas de todo el planeta, principalmente en Europa, como consecuencia de la desintegración de la URSS y la desaparición de los antiguos estados socialistas. El 3 de octubre de 1990 la República Democrática Alemana y la República Federal de Alemania se unificaron bajo el nombre oficial de esta última; también ese mismo año, pero el 22 de mayo, se habían unido los dos Yemen (las hasta entonces Repúblicas Árabe y Democrática Popular) En la época a la cual nos estamos refiriendo no todo transitó por uniones, también hubo importantes desgajamientos políticos que crearon nuevos estados y modificaron de manera espectacular el mapa político del planeta. La Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas quedó disuelta en diciembre de 1991 para convertirse en la actual Federación Rusa; su lugar finalmente lo ocuparon 15 nuevos estados independientes, seis en la zona europea de Eurasia (Letonia, Estonia, Lituania, Belarús, Ucrania, Moldova) y nueve en la parte asiática del mismo continente (Rusia, Azerbaiyán, Armenia, Uzbekistán, Turkmenistán, Tadyikistán, Kazajastán, Georgia, Kirguistán). También esa década vio desaparecer a la República Socialista de Checoslovaquia convertida en dos estados independientes compuestos por checos y eslovacos. En la misma época, la República Socialista Federativa de Yugoslavia siguió rumbo parecido y dio paso a las repúblicas de Eslovenia, Croacia, Bosnia-Herzegovina y Macedonia, además de mantener la precaria unión de Servia-Montenegro como sucesora del otrora estado federado. La antigua República Yugoslava de Macedonia deberá mantener nombre tan especial hasta tanto se logren arreglos diplomáticos, fundamentalmente con Grecia, pues este país no acepta que otro estado tenga igual denominación que las utilizadas desde muchos años atrás por dos de sus provincias. China aumentó su extensión territorial en 1 092 km2 con la inclusión, primero de Hong Kong (1997), y finalmente de Macao (1999), territorios de ese país que durante más de un siglo estuvieron bajo tutela colonial de Gran Bretaña en el primer caso y Portugal en el segundo. Etiopía, por el contrario, se hizo en esa última década del siglo XX alrededor de 93 mil km2 más pequeña con la independencia de la antigua provincia de Eritrea tras 30 años de lucha armada. En África, Zaire dejó de existir en 1997 como nombre de un país para dar paso a la República Democrática del Congo. Este rápido pase de lista por la geopolítica de los mapas contemporáneos en décadas no lejanas habla claramente de cambios. Con la vista puesta en el futuro vale la pena preguntarnos si habremos llegado al final de esa dialéctica. Para algunos analistas esto es seguro. Otros, sin embargo, recuerdan que aún el pueblo palestino no ha consolidado su estado independiente, ni la República Árabe Saharauí Democrática. Canadá, en elecciones celebradas en 1995 para decidir la unión o separación de la provincia francófona de Quebec, rozó esa última posibilidad por escaso margen; antes, en 1992, se decidió crear al norte un gigantesco espacio territorial dentro del segundo país en extensión de la Tierra con el nuevo nombre de Nunavut o tierra del pueblo aborigen inuit. Irlanda del Norte forma parte hoy del Reino Unido de la Gran Bretaña, pero internamente hay disensiones políticas que pudieran mañana generar cambios hoy inesperados. Por lo pronto, existe en las fronteras una república independiente llamada precisamente Irlanda, de raíces culturales similares e historia común, donde los británicos dominaron hasta la década de los años veinte del pasado siglo. Si el mapa político de las últimas décadas ha cambiado de manera sensible... ¿quizás el futuro aún nos depare sorpresas? Tomemos en cuenta las lecciones del pasado antes de responder. |
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