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Para buscar un mayor nivel En la Liga, todo tiene que ser ¡Super! SIGFREDO BARROS Casi sin reponernos de un final a lo Hitchcock regalado por dos equipos crecidos hasta el cielo, la pelota cubana nos ofrecerá durante los dos meses de verano un evento sui generis, en el cual los 100 mejores jugadores del momento —104 para ser exactos—, lucharán a brazo partido no solo por el triunfo de sus respectivos colores, sino también por el honor de ser tomados en cuenta a la hora de integrar las selecciones a los torneos más importantes del año.
Años atrás, la práctica usual era la de conformar una gran —o mediana—, preselección, la cual entrenaba mes tras mes en el Latinoamericano, sin la necesaria confrontación. Pero se ha llegado a la conclusión de que el nuestro es el béisbol de nivel que menos partidos juega en el mundo. Ejemplos abundan. Los mexicanos que enfrentamos en Saltillo, Monterrey y Holguín encaran un calendario de no menos de 140 juegos; la clase A, la de menos nivel en el béisbol profesional norteamericano, efectúa aproximadamente 120 choques. Nosotros nos quedamos en 90, más los play off. Y esto, el no jugar lo necesario, atenta contra el adecuado desarrollo técnico y táctico, que cada vez se hace más necesario en virtud de los continuos enfrentamientos ante equipos y selecciones integrados por jugadores rentados, con sobrada experiencia para encarar situaciones difíciles... y salir airosos de ellas. Datos aportados por nuestros técnicos dicen a las claras que en lo que se refiere a la táctica tenemos que evolucionar. En la recién concluida XLI Serie, más del 50 por ciento de los juegos se perdieron a partir del séptimo inning, fundamentalmente por el mal manejo del pitcheo relevo, la tendencia de traer a un cerrador con el agua al cuello y cuando el mal ya está hecho y no tiene solución. Según Miguel Valdés, nuestra estrategia de pitcheo está a la inversa de lo que está en boga modernamente. La exigencia es de tal magnitud que hoy en día un pitcher tiene que tirar a "full" todo el tiempo, con el máximo de eficiencia. La serie vs. México fue un ejemplo: ningún abridor pasó de los 100 lanzamientos, pues luego llegaron relevistas efectivos, cada uno con la misión de sacar tres outs. Pienso que la Super Liga, además de ser un espectáculo como merece todo nuestro pueblo en este tórrido verano, es el campo adecuado para poner en práctica estos y otros conceptos, acordes con la pelota que se juega en otras latitudes y a la cual nos estaremos enfrentando dentro de muy pocos meses. Mejor trabajo del pitcheo, mayor agresividad en las bases, velocidad en función de la ofensiva, un superior nivel de dirección de equipo. Solo así merecerá el calificativo de SUPER con el cual se ha bautizado. |
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