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Frente al ALCA, la única alternativa es MARIELA PÉREZ VALENZUELA Empeñado en afianzar su dominio sobre América Latina, una vez más Estados Unidos insistió en hacer prevalecer sus propuestas para la implantación del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), en dos reuniones preparatorias celebradas recientemente en Panamá y en Venezuela. Se trata de un plan de la Casa Blanca para integrar a América Latina y el Caribe a su economía, en una posición de subordinación y total dependencia de sus intereses. En momentos en que la economía latinoamericana sufre una de sus peores crisis, lo cual se traduce en unos 224 millones de pobres y alrededor de 90 millones de indigentes, Washington aspira a establecer el ALCA en el 2005, con la complacencia de los gobiernos del área, excepto Venezuela y Brasil.
Ese grupo —en el cual destacan por su poder de convocatoria la Alianza Social Continental, entre otras organizaciones— vio la luz a gran escala en las grandes manifestaciones en Génova, Quebec y en todas las reuniones de los poderosos económicos. En la cita de Venezuela e inducido por Washington, se acordó que los futuros participantes en este acuerdo (excepto Cuba) deberán entregar antes del 2003 sus propuestas de liberalización de mercados en cinco áreas principales, como inversiones directas extranjeras, servicios y agricultura. Por un lado, Estados Unidos obliga a una liberalización del mercado, pero, por otro, adopta medidas para proteger su agricultura y su siderurgia, disminuyendo la competitividad de los productos importados en ambos renglones, con negativas consecuencias para los países exportadores de la región, como Brasil. Liberalización que no es más que una sucia maniobra de Estados Unidos, en tanto desfavorece totalmente a los más pobres que negocian en una posición marcadamente desventajosa con la principal economía del planeta. Respecto a las inversiones, Estados Unidos propone similar tratamiento a los capitales extranjeros y nacional, un punto recogido en el Acuerdo Multilateral de Inversiones (AMI), derrotado por su propio contenido. Por otra parte, Washington pretende que las reglas del ALCA respecto a las compras gubernamentales se apliquen tanto a nivel federal, como a los gobiernos estaduales y municipales, negándole de esa forma el derecho a la población de definir su estrategia de desarrollo. El ALCA, a decir del director del Centro de Investigaciones de la Economía Mundial, Osvaldo Martínez, es una idea del gobierno de Estados Unidos que se fundamenta en las necesidades de expansión de la economía norteamericana, sobre la base de la profundización de la política neoliberal. Qué puede esperarse de este acuerdo, si dos décadas de políticas neoliberales han significado para América Latina un aumento de la pobreza, que en la actualidad afecta el 44 por ciento de la población, un incremento del analfabetismo, altas tasas de mortalidad infantil, y más homicidios, resultado este último de la desesperación que crea la crítica situación socio-económica. Para el experto cubano, el ALCA significará para los trabajadores más desempleo, desprotección y precarización del trabajo; para las mujeres, exclusión, discriminación y mayor explotación; para los jóvenes, mayor desocupación y menos educación. |
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