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22/05/2002
Portada de hoy

Desde Bamako, Mali 

Un neurocirujano, con el corazón en la mano

Texto y fotos: Oscar Bravo Fong
Especial para Granma

No solo por ser cubano de la tierra de Agramonte, este neurocirujano se ha ganado el cariño y el respeto en estas tierras africanas. La fama le viene del trabajo diario en el quirófano. Por ello, no es extraño que entre los más de 270 pacientes que ha operado exitosamente en poco más de un año y siete meses, se encuentren quienes atraviesan el desierto de Mali y vienen de Nigeria, Benin, Guinea, Camerún y hasta de Costa de Marfil.

La niña, de 12 años, Saly Traoré antes de la operación Obsérvese que ha desaparecido el tumor al término de la operación

Desde que llegó aquí el camagüeyano Hubiel López Delgado, único neurocirujano en este país, no se realizan traslados para operar, como antes, en otras naciones de más desarrollo.

Pero él no se envanece con estos resultados y atribuye el éxito a la formación que le diera la Revolución cubana, al igual que al colectivo de 101 cooperantes antillanos en Mali, nación del África del Sahel, que con más de 11 millones de habitantes tiene una extensión territorial 12 veces mayor que la de Cuba.

UN CASO POCO COMÚN

Con bata verde y botas quirúrgicas presencié algunas operaciones en el departamento de traumatología del hospital nacional Gabriel Touré. Saltan a la vista las dificultades: disponen de equipos rudimentarios para el monitoreo del paciente y no cuentan con un laboratorio de terapia intensiva. Se emplean, por otro lado, métodos empíricos para el soporte anestésico y en la mayoría de los casos las intervenciones se realizan con técnicos de anestesia.

"A nuestra consulta —dice Hubiel— acuden personas con problemas de columna y estenosis espinales congénitas y degenerativas, para la que la raza negra tiene predisposición natural; he aprendido a tratar, como experiencia valiosa, la tuberculosis de la columna vertebral o mal de Pot".

El doctor Hubiel junto a la paciente

"Es un cirujano capaz y por el bien que hace, es de esos hombres que andan por la vida con el corazón en la mano", nos dice en idioma bambará, Mamado Diarrá , joven estudiante de Medicina, mientras se prepara también para la operación. Junto a Hubiel aprende el ABC de la neurocirugía y es asesorado en el trabajo de diploma que presentará próximamente.

La confirmación de aquellas palabras vendría muy pronto. Había que intervenir quirúrgicamente con urgencia a la niña de 12 años Saly Traoré.Permanecía postrada en el suelo con un tumor que sobresalía casi 20 centímetros de su cabeza.

Los quejidos de la niña sobrecogían al corazón más duro. La paciente se moría, pero en esos momentos no había sangre disponible en el hospital. La donada por los familiares de Saly fue empleada en otro paciente que no la necesitaba tanto.

No se habían pagado, por otra parte, los 70 000 francos de la operación y la farmacia se negaba a entregar, sin previo abono, los medicamentos necesarios. Ante tantos contratiempos, el médico cubano se irguió y dijo: "Si no aparece el dinero, lo pongo yo". Pero no fue necesario aquel acto tan conmovedor y humano, alguien pagó la suma.

Comienza al fin la operación. Son las 10 y 20 de la mañana en Mali y las 6 y 20 del amanecer en Cuba. No hay nervios. Tres reflectores iluminan el quirófano. Intubación. Se aplica anestesia general endotraqueal. Las pinzas, de diferentes tamaños, y el bisturí se mueven en manos ágiles. El equipo de oxígeno se conecta. Con el accionar del bisturí mecánico comienzan a sentirse los efluvios de la carne chamuscada.

Tras extirpar el primer tumor se hace necesaria la trepanación de una parte del cráneo. Los huesos saltan con la acción del equipo hasta dejar ver la masa gris, y próximo a ella, otro tumor que también es extraído. Más anestesia. Apremia el tiempo: por los síntomas de la paciente se nota la necesidad de sangre. Suturas y ya está. Tres horas y media han transcurrido. La pequeña se reanima en el post operatorio. 

Hubiel, quien es también intensivista en el hospital provincial de Camagüey, parece confirmar en la niña operada la sonrisa del pequeño de 18 meses de nacido, Moussá Koné. Un nuevo acto salvó la vida de este, a quien vimos juguetón en los brazos de su madre.

"Este niño —explica al acariciarlo— padecía de un meningocele occipital gigante, provocado por el cierre imperfecto del cráneo, asociado en este caso a una hidrocefalia".

LOS RATOS DEL DOCTOR HUBIEL

Como muchacho con zapatos nuevos anda el médico. Saber de sus hijos, en medio de temperaturas de más de 40 grados, es bajar, como un elíxir, la del cuerpo. En sus ratos libres escribe cartas tiernas a Shandor y Sandra, a quien felicita por haberle llegado la vocacional. También encuentra tiempo para ir a la discoteca Tempo, en Bamako, bailar salsa y escuchar a la Aragón, una de las orquestas cubanas más conocidas entre los malienses.

Y ríe nuevamente feliz, ahora metido en la cocina. "Hay que hacer, periodista, lo que el momento requiere", dice al degustar un pan con tortilla. Es el mismo joven de 37 años de edad que con espíritu indagador obtuvo premio relevante en el Forum de Ciencia y Técnica en su Camagüey natal, con la innovación Traumatismo raquimedular cervical, cadena de pasos para la manipulación del paciente con este tipo de afección.

Quién sabe cuántas vidas más se hayan salvado gracias a sus trabajos sobre el monitoreo de la presión intracraneal y oxigenación cerebral. Para él el mayor premio no son, sin embargo, las glorias, sino el poder seguir investigando, como único modo de saber, y que la humanidad viva y cante feliz.

22/05/2002

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