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26/04/2002
Portada de hoy

Día Mundial de la Propiedad Intelectual

Un motor impulsor del desarrollo

Cuba inaugura hoy la primera Aula Internacional para la enseñanza de la Propiedad Industrial. El reto mayor: globalización sin marginalización

Alexis Schlachter

Fomentar la creatividad científico-técnica de los países subdesarrollados y potenciar así su capacidad para estrechar la brecha entre riqueza y pobreza a escala internacional, constituye uno de los retos enfrentados por la humanidad en este 26 de abril, Día Mundial de la Propiedad Intelectual.

En tal contexto, nuestro país contribuirá nuevamente al esfuerzo general mediante la inauguración esta tarde de su primera Aula Internacional para la formación de profesores en materia de Propiedad Industrial, disciplina que incluye la protección legal de las creaciones en el ámbito científico y tecnológico.

Tan meritorio esfuerzo de la Oficina Cubana de la Propiedad Industrial (OCPI), del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA), ha sido posible con la estrecha colaboración de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) y particularmente su Academia Mundial, ambas con sede en Ginebra, Suiza.

Coincide este avance con la firma de convenios de colaboración entre centros de educación superior de cada provincia del país con la OCPI, el Centro de Derechos de Autor y las correspondientes delegaciones del CITMA para extender el conocimiento de la Propiedad Industrial a la enseñanza universitaria.

Muy acorde este paso con la realidad de nuestra América, pues las normas generadas tanto por el Derecho de Autor (ámbito artístico), como las pautas legales derivadas de la Propiedad Industrial, inciden directamente en el quehacer económico, social y comercial de las empresas e instituciones de investigación-desarrollo.

Patentes, denominaciones de origen, marcas comerciales y otras especificidades de la Propiedad Industrial constituyen en la actualidad puntos esenciales de cualquier convenio.

En las condiciones económicas contemporáneas no hay institución, empresa o gobierno que pueda pasar por alto esta modalidad de la Propiedad Intelectual. Más aun, ya es objeto de amplios estudios jurídicos y éticos.

El año 2001 cerró con más de 100 mil solicitudes internacionales presentadas en virtud de del Tratado de Cooperación en Materia de Patentes, cifra que indica casi un 15% de incremento con relación al 2000.

Hoy, el conocimiento científico de avanzada o el tecnológico innovador, se consideran activos importantes de cualquier empresa y como tales, se les protege mediante patentes. Lo mismo puede afirmarse respecto a las marcas comerciales las cuales, al cerrar el pasado año, treparon a escala mundial hasta la cifra de 30 mil nuevas solicitudes. A nadie pasa por alto en este mundo competitivo que una marca con prestigio equivale a ventas aseguradas y sostenidas.

En este análisis, sin embargo, debemos subrayar cómo todas las naciones deben buscar un balance entre el reconocimiento legal a la creación científico-técnica y el bien público. O para decirlo con un dramático ejemplo: estamos en la obligación de encontrar el justo equilibrio entre el derecho generado por la Propiedad Industrial mediante la patente de un nuevo producto contra el SIDA y las dificultades de acceso al medicamento salvador por parte de naciones pobres donde, precisamente, habita la mayor parte de los contagiados con el terrible mal.

En tal encrucijada, se deben abrir caminos inéditos para llegar a soluciones definitorias que tengan en cuenta, en primerísimo lugar, el derecho a la vida.

Por lo pronto, la Propiedad Industrial hoy tiene ante sí otra realidad insoslayable y urgente: la protección de la mediana y pequeña empresa a escala global.

Más del 90% de las empresas del planeta pertenece a esta categoría y son capaces de generar el 70% de la producción mundial; se impone que la legislación en materia de Propiedad Industrial tenga muy en cuenta la salvaguarda de esas entidades frente a la voracidad insaciable de las transnacionales.

Cuba, consciente de estas realidades, aporta su grano de arena y hoy pone punto final al Primer Congreso de Propiedad Industrial, cónclave que, desde el pasado martes ha sesionado en el Habana Libre con profundos análisis y exposiciones magistrales de especialistas nacionales y extranjeros.

Han sido de particular interés las temáticas relacionadas con los sistemas de innovación tecnológica, el acceso a los recursos genéticos, los conocimientos tradicionales y su salvaguarda, las indicaciones geográficas como activos de las empresas.

En el contexto de la realidad económica mundial que vive este agitado siglo XXI, la Propiedad Intelectual en general, y en particular su rama Industrial, tienen una divisa como guía ineludible: globalización sin marginalización.

Ese es el reto clave de nuestro tiempo.

 

26/04/2002

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