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![]() Hiperbarismo en Las Tunas Oxígeno puro a favor de la vida Interesante experiencia en el tratamiento a niños con lesiones estáticas cerebrales. También en pacientes adultos con otras patologías Texto y fotos: Pastor Batista Valdés LAS TUNAS.—El pequeño Andro Zayas llega hasta la puerta de su casa, se detiene y queda aletargado mirando a otros niños que pasan corriendo a toda velocidad. Tal vez él no pueda hacerlo igual ahora, pero pronto lo logrará. Hace un tiempo tenía serias dificultades motoras (provocadas por lesiones estáticas cerebrales) que le impedían caminar. Solo sus familiares saben cuánto dolor les segregó la idea de imaginarlo sentado en una silla de ruedas por el resto de su vida. Pero la confianza en la medicina cubana no es una abstracción y... hoy Andrito camina con pasos cada vez más seguros. Con él no hubo milagros inexplicables ni excepciones. Como sus piernas, también salió de la inmovilidad y continúa mejorando el bracito de José Lobera, empieza a ceder terreno la parálisis del niño holguinero Cristian Legrá, hoy estudia en la secundaria básica y lleva una vida totalmente normal aquella niña que un día llegó con preocupantes secuelas a causa de una meningoencefalitis...
Y suman, en fin, más de medio centenar la cantidad de infantes y adolescentes de esta y de otras provincias, que han sido tratados aquí ante lesiones similares, de acuerdo con una interesante experiencia sustentada en el empleo de la oxigenación hiperbárica, cuyos primeros pasos se remontan al año1995. "Por entonces —explica el doctor Ricardo Pérez Fonseca, médico hiperbarista y especialista en angiología y cirugía vascular— habíamos empezado a trabajar con los foniatras y otorrinos en la atención a niños con dificultades en el lenguaje, pero observamos paralelamente una sustancial mejoría en la actividad motora de muchos de ellos. No hallamos en la bibliografía experiencia al respecto y de ahí surgió la idea de la investigación, mediante un grupo multidisciplinario que incluye además a neurofisiólogos, fisioterapeutas, neuropediatras, médicos hiperbaristas, psicólogos..." Esa labor de equipo ha resultado decisiva para la valoración y consenso inicial en torno a cada caso concreto que se analiza para todo el tratamiento posterior, pues como explican el doctor Pérez Fonseca y la licenciada en enfermería Maité Góngora, no se trata únicamente de aplicar cierto número de sesiones de oxigenación hiperbárica, sino de asegurar un minucioso, especializado y multilateral seguimiento como parte de la rehabilitación del paciente.
Avalados por la categoría de relevante dentro del quehacer científico-médico del año 1998, los resultados de ese estudio despertaron no menos interés en el Congreso Panamericano de Oxigenación Hiperbárica, celebrado ese año en el hospital Hermanos Ameijeiras, así como en un evento internacional que en el 2001 abordó temas similares en territorio de los Estados Unidos. Lo más alentador, en cambio, es que en su actividad cotidiana instituciones hospitalarias de todo el país aplican hoy ese provechoso método, con buenos resultados, mientras en la capital cobra cuerpo un protocolo de investigación para continuar profundizando con todo el rigor que demanda ese campo de la ciencia médica. NO MENOS GRATITUD ENTRE LOS ADULTOS No solo niños con lesiones estáticas cerebrales (originadas antes, durante o después del alumbramiento) son rehabilitados con la co-intervención de esta cámara, que le permite al paciente inspirar y dotar su sangre de altas concentraciones de oxígeno puro, muy efectivas en la defensa del organismo frente a diversas enfermedades hipóxicas, inflamatorias o infecciosas. Magnolia —otra enfermera especializada en hiperbarismo aquí— ha sido testigo también de la gratitud con que se expresan decenas y cientos de pacientes adultos, remitidos por clínicos, ginecobstetras, pediatras, oftalmólogos, ortopédicos y otros especialistas. Porque si bien algunas personas miraban con cierto sobrecogimiento en 1993 aquella impecable cámara recién instalada en el Hospital Ernesto Guevara, que más bien recordaba a la ciencia ficción, hoy agotaría relacionar a todos los que han mejorado o superado en ella secuelas de accidentes oculares, esclerosis múltiples, artritis reumatoideas, colitis ulcerativas, inflamaciones pélvicas, encefalopatías hipóxicas, gangrenas, sorderas súbitas, insuficiencias arteriales, peritonitis, quemaduras, necrosis ascépticas en la cabeza del fémur... todo ello —desde luego— por el carísimo precio de cero centavo y la sonrisa de cada paciente. Razones así —y el mérito de haberse mantenido oxigenando la vida durante casi una década— avalan la condición de Colectivo Moral que tanto anima a Pérez Fonseca y su pequeña "tropa" (seis trabajadores, incluido uno que actualmente colabora en Botswana), así como la decisión del país de concederle a este servicio del hospital Guevara la posibilidad de enviar a un médico hiperbarista a México para adiestrarse aún más e intercambiar con otros especialistas latinoamericanos, invitados por la Universidad Estatal de ese país.
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