Nacionales
Internacionales
Culturales
Deportivas
23/04/2002
Portada de hoy

Médicos cubanos en Guatemala

Odeimys: entre la vida y la moto

NORLAND ROSENDO GONZÁLEZ
Enviado especial

No hay en Cuba mejor motociclista que Odeimys Pereira Domínguez. El médico de Yaguajay, en Sancti Spíritus, atraviesa en Guatemala, más de dos kilómetros de lodazal en una Suzuki sin caerse. Con un ligero aguacero el terraplén se vuelve intransitable para cualquier transporte, excepto para la moto de este cuentero natural, de carcajada criolla y amor oceánico por su profesión.

Hace sinuosas maniobras, salta intempestivos huecos, acelera, hunde las botas de goma en el fango para conservar el equilibrio, fintea para cruzar por el mejor trillo. Cuando uno piensa que él está concentrado en el timón, te suelta a boca de jarro un chiste que eriza a quien nunca se ha visto tan cerca de un accidente. Pero Odeimys conoce cada recoveco, cada maldad del terreno, y se burla de ellos con meridiana seguridad.

El doctor cubano Odeimys Pereira consulta a los pacientes de Sisbalá en la iglesia de la comunidad.

Deja la moto en la casa de un caguachín (hombre del campo), próximo al camino real, y emprende la subida de los cerros, por una zona selvática, donde las matas de plátanos tienen la esbeltez de nuestras palmas, y los árboles colosales crean una mística penumbra que acompaña al viajero con una sinfonía autóctona de animales.

La consulta la realiza en la iglesia católica de la aldea Sisbalá. Allí lo esperan ecuánimes más de 40 pacientes, con sus trajes tradicionales, sus sonrisas humildes, sus facciones aldeanas, y muchas mujeres con sus hijos en un jolongo puesto en la espalda, a la usanza de sus tradiciones.

Odeimys conoce muchos de los códigos importantes de la cultura maya. Habla bajito para que no crean que está enojado, utiliza palabras sencillas, grafica sus recomendaciones, y construye literarias historias para ejemplificar sus charlas, conversa con todos de una manera campechana, acaricia a los niños...

Aunque esta vez vino enfermo del estómago no despreció el desayuno, la merienda y el almuerzo que con tanto desprendimiento le ofrecieron, típica comida maya con tortillas de maíz (insípidas para nuestro gusto). Hizo un esfuerzo para consumirlas, es una señal de respeto que se reflejaba en su rostro detrás de una risueña pose.

Ahora el inquieto galeno está inmerso en una campaña para planificar las familias. En Sisbalá, junto con el facilitador comunitario, Francisco Chub Caal, persuadió a nueve madres cuyas proles rebasan los cuatro patojos (niños) para que se sometieran al tratamiento con la vacuna de Depoprovera. Además ha logrado que varios hombres usen condones, un éxito en lugares donde el machismo y la incultura son lacerantes.

Si su proyecto prospera en todas las comunidades que atiende mejorarán cada vez más los indicadores de mortalidad infantil y materna, que actualmente son elogiables para lo intricado de las aldeas, y los niños recibirán una mayor atención en el hogar.

La tarde sorprendió a Odeimys aún en la inusual consulta. Antes de irse visitó tres embarazadas que están a punto de parir y un bebé con calenturas, a expensas de que la noche lo sorprendiera en las montañas, dificultara el regreso a la sede de la misión médica cubana en Fray Bartolomé de las Casas, en el departamento de Alta Verapaz. Y otra vez, tras la caminata de dos horas a selva traviesa, el lodazal del terraplén demostró que el espirituano puede dedicarse también al motociclismo. Aunque los nervios de quien lo acompañe permanezcan todo el tiempo de puntas.

 

23/04/2002

Subirtop.gif (129 bytes)

Portada de hoy