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18/04/2002
Portada de hoy

De la Venezuela real

NIDIA DÍAZ
Enviada especial de Granma

CARACAS, 17 de abril.— Varias veces he leído anécdotas de que algunos individuos en tal o cual país se han encerrado en sus apartamentos y conectados a Internet se han dispuestos a vivir alejados del mundo exterior para demostrar que el nuevo vehículo globalizador es capaz de suplir todo contacto con el mundo físico y, sobre todo, satisfacer un universo de necesidades.

En eso pienso desde ayer que llegué a Caracas. Si decides encerrarte en la habitación de un hotel, encender el televisor y leer dos de los diarios nacionales que puedan colocarte por debajo de la puerta, podrías creerte que, realmente, desde ese cómodo búnker estás en contacto con la Venezuela real.

Habría que conocer algo más, llegar hasta aquí con otros antecedentes, con conocimientos de la historia pasada y presente de este país para no caer en la trampa porque la vía mediática desde hace mucho ha construido una nación virtual con paletadas de medias verdades y no pocas mentiras.

Hoy, por ejemplo los dos hechos que concitan el interés periodístico aquí, son la discusión iniciada esta mañana en el seno de la Asamblea Nacional sobre los sucesos del 11 de abril y, la conferencia de prensa ofrecida por el secretario general de la OEA, César Gaviria.

En ambos casos hay un hilo conductor. La oposición política, representada en el Parlamento, al analizar las causas que llevaron al golpe, levantan un discurso inflamatorio contra Hugo Chávez, con su gobierno e insisten en descalificar su legitimidad. Echan en saco roto, como si no hubieran ocurrido, los seis procesos electorales que desde la asunción del mandatario al poder, han tenido lugar con abrumadora mayoría de apoyo, incluidas sus dos concurrencias a las urnas en las que validó la banda presidencial.

Sería abrumador narrarles aquí las intervenciones de estos legisladores. Bastaría citar los casos de Juan José Caldera, diputado de Convergencia, y de Rafael Marín, del tradicional Acción Democrática.

El primero insistió en que la vara con la que habría que medir la buena voluntad hecha pública por el Presidente, sería la de una amnistía total para los complotados en la asonada del 11 de abril y someter a referendum la realización de elecciones generales para diciembre próximo como máximo.

El adeco, por su parte, fue más alla. Calificó de "gesta emancipadora y democrática" el golpe militar-empresarial de la pasada semana y llamó a lo que identificó como pueblo a continuar dando la batalla en las calles para sacar definitivamente del poder a Hugo Chávez.

De la misma forma, llamó en nombre de la democracia a destituir al Fiscal General de la República, Isaías Rodríguez, quizás, aunque no lo dijo, por haberse opuesto a las acciones inconstitucionales del 11 de abril.

Lo sintomático del hecho resulta en que el secretario general de la OEA, César Gaviria al ofrecer hoy aquí una conferencia de prensa de alguna forma coincidió con ellos en la conveniencia de un referendum por cuanto "algunos sectores lo piden" así como con la conveniencia de analizar el quehacer de los Círculos Bolivarianos porque, argumentó, "no son del agrado de todos".

Pudiéramos citar otras demandas provenientes de las filas de estos sectores apartados del poder por la voluntad mayoritaria de los venezolanos, como por ejemplo la que se escuchó esta mañana en el Legislativo de que el mandatario abandone el poder por cuanto, increíblemente dijeron, "es un Presidente de facto" al tiempo que ensalzaban el patriotismo de Pedro Carmona, el empresario quien no dudó un instante en tomar el Palacio de Miraflores, pasándole por encima a la Constitución.

Así están las cosas en Venezuela. Pareciera que son mayoría las voces que se oponen porque son las que los medios amplifican y rebotan. Las de las calles, esas de los taxistas, los vendedores ambulantes, las capas bajas de la población, de los que habitan en los cerros esas hay que ir a buscarlas allí, cuerpo a cuerpo, porque los instigadores de nuevos golpes, no las tienen en cuenta.

Las calles de Caracas han vuelto a la normalidad. Pero tras el contragolpe y de los primeros momentos de desorientación de los opositores, comienzan a gestarse nuevas campañas contrarrevolucionarias.

El consenso y el diálogo nacional por el que aboga el proceso bolivariano a ellos no le dicen nada porque no conocen otro lenguaje que el de la fuerza y el caos para el que se preparan parapetados en sus pocos escaños en el Parlamento y agazapados en el cruce oscuro de cualquier camino.

Otro 11 de abril está emboscado, esperando el momento.

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18/04/2002

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