La noticia llega en un momento oportuno: el Programa preventivo de Hipertensión Arterial (HTA) en la primera adolescencia —concebido en Villa Clara— trascenderá las fronteras provinciales para figurar entre los proyectos encaminados a su inserción nacional.

Bien lo vale. Más, cuando se conoce que el padecimiento aumenta en proporción con la edad, a tal punto que pasada la quinta década de vida casi el 50 % de la población está llamado a no escapar de sus efectos, mientras un 10 % desconoce que es portador.

Una hojeada a la literatura universal describe que la mitad de los hipertensos podría ser controlada sin necesidad de medicamentos, solo con sistemas de vida adaptados a su enfermedad, pero la importancia radica en no llegar a dichos extremos mediante la audacia de la prevención.

Quizás estas realidades motivaron al doctor Guillermo Pérez Fernández a desarrollar la experiencia con presuntos hipertensos —comprendidos entre los 11 y los 15 años— en tres secundarias básicas de la capital territorial.

Desde entonces, la persistencia del joven santaclareño lo ha llevado a vencer los no pocos obstáculos que impone el camino, y ahora adiciona parte del alumnado de la «Fe del Valle» y de la «Eduardo Anoceto» bajo un trabajo conjunto que debe apoyar el Ministerio de Salud Pública (MINSAP) y su homólogo de Educación (MINED).

Más de 2 mil educandos conformaron la pesquisa inicial de una enfermedad en la que se considera que de cada 100 estudiantes, al menos dos deben padecerla. Sin embargo, datos científicamente corroborados establecen que entre el cinco y el siete por ciento de ellos han tenido alguna vez parámetros por encima de lo estipulado, y corren el riesgo de registrar cifras de tensión arterial elevadas con el arribo a la adultez.

Un bajo peso al nacer y los antecedentes de contar con un padre hipertenso constituyen factores insoslayables ante la HTA que, por lo general, irrumpe sin manifestaciones en estas edades o no reportan niveles tan altos.

De aquí la necesidad de prevenir desde temprano con tal de evitar conflictos mayores, pues los hábitos y estilos de vida incorrectos, los patrones alimentarios inadecuados y el estrés abren, también, las puertas a la afección.

Los jóvenes que han mostrado irregularidades en sus niveles de presión están contemplados en una base de datos con el propósito de comenzar —en el actual mes— la consulta de seguimiento multidisciplinario en el policlínico José Ramón León Acosta, donde se aplicará el tratamiento acorde con las individualidades del paciente.

La estrategia queda bien delineada y resalta por su valía. No obstante, el déficit de personal para asumir la pesquisa imposibilitó su funcionamiento desde etapas anteriores, lo que, a mi modo de ver, demanda mayor jerarquización por parte del MINSAP y el MINED.

Conozco que tres residentes de medicina familiar dedican sus tesis al tema, y que un grupo de estudiantes de quinto año de la brigada de trabajo comunitario perteneciente a la Universidad Médica de Villa Clara, ofrece su inestimable concurso en este tipo de detección, pero resulta insuficiente en el empeño de asumir la misión integral que pretende incursionar en el resto de los planteles. Ello deja puesto el intermitente para pensar en su extensión a otros municipios. Tiempo que ganemos ahora redundará en calidad de vida para mañana.