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![]() Rechazamos cualquier voto o alusión El Departamento de Estado norteamericano es el autor y ejecutor del proyecto anticubano, denunció el canciller Felipe Pérez Roque. ORLANDO ORAMAS LEÓN
Así se pronunció el ministro de Relaciones Exteriores, Felipe Pérez Roque, quien en conferencia de prensa ayer dijo que el pueblo cubano y millones de latinoamericanos y de otras regiones del mundo sienten desprecio por la actitud servil del gobierno uruguayo, así como de otros de Latinoamérica que, en medio del descrédito, bajo las órdenes y presiones expresas de Washington, se prestaron para tal engendro. La prueba palpable de ello ocurrió en la propia Comisión de Derechos Humanos de la ONU. Cuando los representantes de esos gobiernos se dirigían al escaño uruguayo a firmar el copatrocinio, se encontraron que quien estaba allí para fiscalizar la infamia era nada menos que Simon Gershaw, funcionario del Buró Cuba del Departamento de Estado norteamericano. El proyecto Made in USA, presentado por Uruguay, tiene el copatrocinio de Perú y Guatemala, además de Panamá, Nicaragua, El Salvador y Honduras (estos cuatro países no son miembros de la CDH), así como de Argentina, Canadá y Costa Rica, cuyo presidente, quien entrega el poder en los próximos días, dijo que era un "honor" acompañar al gobierno uruguayo en la conjura contra Cuba. Siguiendo las pautas ordenadas desde Washington, el documento pide a la Alta Comisionada de la ONU envíe a un representante personal a La Habana, lo cual, advirtió Pérez Roque, Cuba rechaza con toda energía. Lo más grave del texto es que "resucita a un muerto", regresa al siglo pasado y plantea un relator de derechos humanos para Cuba, apuntó. Recordó cómo en 1998 esa maniobra fue derrotada en la propia Comisión de Derechos Humanos, a la que ahora vuelve Estados Unidos a manipular en su afán por justificar su política de bloqueo contra la Revolución Cubana. FINAL DE SUSPENSE Finalmente el miércoles 10 de abril, apenas 15 minutos para que venciera el plazo, logró Estados Unidos encontrar quien presentara el documento anticubano en Ginebra. Así lo hizo el representante uruguayo, quien de esa manera materializó los esfuerzos y presiones de Washington que, en esta campaña, se remontan a octubre del 2001. De esa fecha, explicó Felipe, data un memorando del Departamento de Estado hecho circular secretamente entre los gobiernos del hemisferio. Allí se dicta lo que Estados Unidos quiere: que sea un país latinoamericano quien lo presente, que se invoque la llamada Carta Democrática de la OEA, que se reclame la visita a la Isla de un funcionario de la ONU para investigar los derechos humanos y, en aras de lograr su aprobación, que se disfrace con un vestuario y formato "corto, simple y no confrontativo". El Canciller cubano puntualizó que, desde entonces, el imperio buscaba a un socio latinoamericano cual pantalla a sus intereses y propósitos. El primer escogido fue México. Pero aquello fracasó cuando el presidente Fox anunció que su país no presentaría, ni copatrocinaría ni apoyaría una resolución contra Cuba, recordó. Ya para entonces el documento de Washington recogía elementos del presentado en el año 2001 por la República Checa, que en esta ocasión declinó seguir haciendo el papel de recadero. El segundo borrador del proyecto llamaba a la Alta Comisionada de Derechos Humanos a visitar a Cuba; también al gobierno antillano a que lo permitiera. Así andaban las cosas para finales de enero y principios de febrero de este año. EL DRAMA PERUANO W. Bush presionó brutalmente al presidente Alejandro Toledo, refirió Felipe. Luego la diplomacia estadounidense, chapucera, errática y acostumbrada a ganar por la fuerza, distribuyó un proyecto de resolución a nombre del gobierno de Lima, de quien dijeron lo presentaría en Ginebra. El titular cubano del Exterior recordó que las autoridades peruanas, interpeladas por nuestro país, negaron entonces la autoría de tal documento, e incluso reclamaron al Departamento de Estado por endilgarles el mamotreto. Los días posteriores demostraron que Perú no pudo resistir las presiones norteamericanas y presenta en Ginebra, por primera vez, un proyecto al respecto, refirió Pérez Roque. Indicó que hubo una cena secreta en la residencia del embajador peruano en Ginebra, a la que siguió un desayuno de trabajo. Como es obvio, Cuba no fue invitada. Allí un viceministro del Exterior peruano presentó el proyecto de su gobierno a la CDH. Estados Unidos quiso endurecer la propuesta peruana, pues en el documento había un tímido reconocimiento a los avances de Cuba en el ejercicio de los derechos sociales. Incluso se mencionaba el bloqueo contra Cuba, que finalmente fue eliminado. Parecía entonces que Perú presentaría el proyecto, lo cual fue anunciado por varios periódicos. Pero el martes, cerca de las 10 de la noche, el Congreso de esa nación andina aprobó por 67 votos a favor, dos en contra y cuatro abstenciones, una moción en la que llamó al presidente Toledo a mantener una postura de independencia y a abstenerse en la votación. RELEVO INDIGNO Aparece entonces el gran momento del gobierno uruguayo de ser llamado a escena para presentar un texto que es exactamente igual a las instrucciones hechas circular por el Departamento de Estado en octubre del 2001. Se trata de la cuarta versión, un texto breve, no confrontativo, edulcorado con relación al de años anteriores, pues Estados Unidos se ha visto obligado a ello porque "la gente se resiste cada vez más a pasar la vergüenza de ser instrumento de esta maniobra", remarcó Felipe. El documento en sí no condena a Cuba, no expresa preocupación ni hace críticas. Entonces, si la CDH debe ocuparse de las violaciones masivas y flagrantes de los derechos humanos, por qué llevan el proyecto, por qué no se pronuncian sobre otro país, se preguntó el Canciller. A Estados Unidos —dijo— no le interesa tanto lo que dice el papel, sino que exista un papel, pues necesitan que se apruebe algo sobre Cuba para seguir justificando el bloqueo, rechazado el pasado año por 167 países en la Asamblea General de la ONU. En otra parte de su intervención, subrayó que Cuba no permite que se le singularice en la CDH y menos bajo las presiones y propósitos espúreos de Washington. En tal sentido, reiteró la postura de rechazar la manipulación de los mecanismos de monitoreo de la Comisión de Derechos Humanos, con la intención de enviar a un relator a la Isla. Fustigó asimismo uno de los párrafos del proyecto de resolución en el que se "alienta al Gobierno de Cuba a adherir el pacto de Derechos Civiles y Políticos y al pacto de Derechos Económicos, Sociales y Culturales". Al respecto abundó que nuestro país es parte de 17 de los 26 instrumentos internacionales que existen sobre derechos humanos. Mientras, el gobierno de Estados Unidos lo es solo de 10, el conjunto de la Unión Europea de nueve, y la mayoría de Latinoamérica no supera tal membresía. ¿Por qué Uruguay y Argentina no exigen a Estados Unidos ser parte de la Convención del Niño, de la cual Washington es el único país que no es parte?, volvió a preguntarse el Canciller. "Falta valor para eso", respondió, como falta para condenar los atropellos y violaciones contra los palestinos, acotó. VOCES DE LA DIGNIDAD Cuba agradece las masivas muestras de solidaridad de la opinión pública. Agradece al Congreso peruano, al Senado y a la Cámara de Diputados de Argentina, expresó Pérez Roque, quien recordó que el Congreso argentino, el mismo que eligió y legitimó la presidencia de Eduardo Duhalde, es el que, a nombre de millones de argentinos, le instó a abstenerse de participar en la maniobra anticubana. Reconoció el apoyo de los periodistas honestos, de organizaciones amigas de la mayor de las Antillas, partidos políticos y las voces de personalidades del mundo que han estado del lado de la verdad y la justicia, así como agradeció las marchas y movilizaciones que en diversas latitudes defienden a Cuba como paradigma del espíritu de lucha y dignidad de esos pueblos. |
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