MADRID, 12 de abril (PL).—A pocas horas de que concluyan sus sesiones, la II Asamblea Mundial sobre Envejecimiento apunta al fracaso con la posible aprobación de resoluciones y acuerdos sin financiamiento ni seguimiento para velar que se cumplan.

El lema de la Cumbre, Una sociedad para todas las edades, se quedó vacío de contenido porque lo primero que parece faltar es una sociedad para todos ante las abismales diferencias de posibilidades entre las naciones ricas y el mundo subdesarrollado, evidenciadas en los debates y en la negociación de los documentos finales.

La lluvia de discursos que caracteriza estos megaencuentros internacionales fue abundante en referencias a la critica situación social del mundo y en especial del sector de la población al cual se dedicó la Asamblea, pero con pocas medidas para cambiar el panorama.