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Otras formas de luchar contra el mosquito Aedes aegypti Convirtiendo en chatarra sus "hoteles" Alberto Núñez Betancourt
Con esa valoración responde a los reporteros de Granma José A. Fernández Mustelier, director de la Empresa de Recuperación de Materias Primas de la Ciudad de La Habana, una entidad que no detiene la ofensiva en la búsqueda de desechos válidos para reciclar.
La fase intensiva de la lucha antivectorial significó un importante momento en dos sentidos: recopilaron considerables volúmenes de desechos y con ello se evitó la existencia de potenciales o reales criaderos de mosquitos. Durante el período —precisa Fernández— llegamos a 982 locales de los CDR, donde recogimos 2,5 millones de frascos, 250 toneladas de papel y cartón y 37 toneladas de desechos de aluminio. Por encima de estos números, reactivamos el compromiso de sistematizar la recuperación de materias primas por esta vía. Estamos en el deber de crear las condiciones elementales para que tal proceso sea efectivo. En este empeño la conciencia de la población resulta clave. Más que hablar de las toneladas de chatarra aportadas en el reciente saneamiento del hueco de La Güinera (unas diez) y el también conocido sitio El Lucero, en Arroyo Naranjo (50), Fernández Mustelier se refiere a la ganancia que representa desterrar los posibles focos de Aedes aegypti que en esos lugares pudieran existir o formarse. El directivo expone que la Empresa tiene capacidad en medios y personal para garantizar un adecuado reciclaje. Ya se han destinado 80 triciclos para trabajar en los Consejos Populares en la recogida de papel, cartón, plásticos... Además, con los 200 centros laborales generadores de chatarra se consolida la labor. La etapa intensiva ha permitido ganar en conciencia y experiencia. No podemos olvidar que existe la Ley 1288 y su reglamento sobre la recuperación de materias primas, legislación que se pronuncia por la utilización más racional de los recursos en nuestra economía. De todos modos estamos en una ofensiva permanente, afirma. Consecuentemente con ese propósito, la Empresa de Recuperación de Materias Primas de la Ciudad de La Habana se ha responsabilizado con la recogida de chatarra en territorios baldíos ubicados en la capital. Para tal labor ha cerrado filas con instituciones homólogas de las provincias de Pinar del Río, La Habana, Matanzas y la Empresa Conformadora de Metales por Explosión. DE PASO POR EL TERRENO Llegar a la Unidad Básica de Procesamiento de Chatarra de Acero Jesús Menéndez, en el municipio de Regla, supone una alarma, porque entre tantos hierros uno piensa que cualquier acumulación de agua puede transformar el inmenso patio en un confortable hostal para el indeseable Aedes aegypti. De tranquilizarnos se encarga María Elena Valle, directora de la institución, cuando explica que la razón de ser de esta industria es aprovechar los metales ferrosos que luego son destinados a Antillana de Acero. Sí, necesariamente hay montañas de hierros, pero todo está bajo un minucioso control focal, subraya la especialista. En otras palabras, puede decirse que aquí siempre estamos en fase intensiva para no ser fuente de focos. Ha sido tal la recopilación de metales ferrosos útiles que en los tres primeros meses del año el plan económico se cumplió mucho mejor, añade Lázaro Riaño, administrador del establecimiento. Más de 1 200 toneladas de chatarra —a un promedio de 400 por mes— se han procesado. Para enfrentar la llegada de la primavera y su lógica compañía de lluvias, los trabajadores de la Unidad se proponen responder con un incremento de la producción hasta el punto de que permanezca la menor cantidad posible de metales sobre el suelo. Ajetreo constante en el extenso patio. Las grúas atrapan los montones de chatarra ya tratada para depositarlos en los camiones. Cada uno de ellos al concluir la jornada, en tres viajes, totaliza un centenar de toneladas rumbo a Antillana de Acero. La Empresa de Recuperación de Materias Primas de la Ciudad de La Habana también ha dicho "Sí" a la campaña antivectorial que no termina. Con la recogida de desechos útiles, su envío a un mejor destino y el tratamiento focal riguroso en los almacenes de chatarra, se cierra el vuelo al peligroso vector. |
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