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Acotaciones Hermosas y lentas marionetas AMADO DEL PINO El fervor que genera el V Taller Internacional de Teatro de Títeres en Matanzas dejó sentir su influencia en La Habana. En el Guiñol Nacional pudo verse al grupo Croq, procedente de Suiza, con Perina y el tesoro de las brujas. El argumento del espectáculo parte de un cuento popular italiano recogido por el formidable escritor Italo Calvino. Vale recordar que, en la década de los ochenta, nuestro incansable teatrista Bebo Ruiz llevó a la escena Las dos mitades del vizconde, una de las novelas de Calvino.Se trata de una puesta en escena que se centra en la belleza y las posibilidades expresivas de las marionetas. Las actrices Catherine de Torrenté y Vérene Correa manipulan con efectividad; pero mantienen, casi todo el tiempo, un tono más narrativo que teatral. Las figuras se muestran, desfilan, pero pocas veces entran en situaciones dinámicas. El montaje está más cerca de la narración oral que del juego escénico. Los cuerpos de las actrices en el escenario se convierten en un signo más fuerte que las figuras que representan personajes. El hecho de que se cuente buena parte de la historia fuera y no detrás del retablo, acentúa esa vocación estática y descriptiva. La escasez de elementos sonoros contribuyó a generar en el público (tanto los pequeños como los adultos) una sensación de resignado aburrimiento, ante una sucesión de agradables composiciones, a ritmo lento y con final previsible. Tal vez Perina y el tesoro de las brujas funcione mejor en un espacio abierto o un lugar aún más íntimo que la sala del Guiñol Nacional. Por ahora, se les agradece el virtuosismo de los muñecos, la fluidez del relato, la universalidad de la historia, pero la chispa de la magia teatral no se encendió lo suficiente esta vez. |
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