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25/03/2002
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Edgar también salva vidas

Es el maletero mayor aportador de propinas para la Salud del sistema de turismo

Enrique Atiénzar Rivero

Foto: ORLANDO DURÁN CAMAGÜEY.— A Edgar las entrevistas no le gustan mucho. Lo ponen nervioso. Prefiere optar por hacer, más que hablar tanto. Es maletero, elmayor aportador de propinas del sistema de turismo en Cuba, empleado del prestigioso Gran Hotel. Se ha hecho hombre público no por la propaganda sino por la forma desinteresada de contribuir a salvar vidas.

Edgar Cachinero, sentado en uno de los antiguos muebles del lobby del hotel, ubicado en la céntrica calle Maceo, dice que para él este movimiento significa un compromiso muy grande, de cada año dar un poquito más.

"Desde la reapertura del Gran Hotel en 1997 para acá he dado 3 100 dólares y en esa cifra no incluyo un colchón antiescara, entregado hace unos días al oncológico y juguetes para niños del pediátrico, y un manómetro para balones de oxígeno con los que se aplica aerosol, próximo a entregar a una policlínica".

Complace conversar con este joven, de 33 años de edad, que piensa con tanta madurez política y proyección humanista, y sabe responder rápidamente a la pregunta ¿Qué debe hacer un buen maletero para ganarse la simpatía de los clientes?

"Ser cortés, atenderlos, satisfacer sus necesidades. No trabajo tanto con el turismo libre, sino de grupos. ¿Qué hago?", y mientras saca del bolsillo de la camisa una pequeña libreta y continúa: Anoto en ella el grupo, el número del carro, la cantidad de maletas, para qué hotel van al otro día, e informo siempre al guía de los turistas la cantidad de equipajes y pregunto ¿A qué hora mañana los recojo para montarlos en el ómnibus?", asegura, en tanto a otra pregunta de cuántas libretas ha gastado, comenta lacónicamente: "Una pila".

En el ameno intercambio habló de la preocupación que ha mostrado hacia su persona el sindicato de hotelería y turismo, del reconocimiento social del que ha sido objeto y la influencia que ello significa en su hija de siete años.

Edgar no se circunscribe a donar para unidades de la salud. Ese desprendimiento, el cual se va haciendo innato en él, es visible también en la escuela José Luis Tasende, donde estudia la niña, a la cual ayuda con pintura, cristales para las ventanas o cuadros de nuestros héroes patrios, como los de Camilo y el Che, con su marco y cristal.

No han mellado su voluntad y espíritu altruista las observaciones maliciosas que le han hecho algunas personas con actitud individualista, egoísta y sin sensibilidad humana, que le recomiendan usar para sí los beneficios de su amable gestión con los visitantes.

"Yo no les hago caso, lo que pienso es que ayudo a salvar vidas. ¡Y eso es muy bonito!", explica Edgar, iniciador de este movimiento en el Gran Hotel, al que se han sumado más de 14 trabajadores que aportan por encima de 100 dólares, dos o tres sobre 200, uno que da entre 300 y 400 y él que entrega entre 600 y 1 000, aunque piensa cada año superarse a sí mismo.

"Mi recompensa es que aquí vienen muchas personas a felicitarme, y eso me enorgullece, constituye un estímulo para incrementar los aportes", dice y se retrotrajo a la ocasión en que entregó los primeros 25 dólares, cuando en la cadena hotelera Isla Azul el turismo internacional no había tomado auge, de la invitación que le hicieron al congreso del Sindicato de la Salud y aclara por último: "Aquí hay conciencia de aportar propina, no es obligado".

Y me marché con la mejor impresión de Edgar, quien se ha encontrado carteras o bolsos con 3 800 dólares, con 553 y con cifras menores, y todos los ha devuelto a sus propietarios, en presencia de la dirección y de los integrantes del Cuerpo de Vigilancia y Protección; y también con la convicción de que en el Gran Hotel hay un colectivo sólido, desde el custodio hasta el trabajador de mantenimiento. No por gusto en el año 2001 obtuvieron el premio de la calidad, compartido con la fábrica de cerveza Tínima.

25/03/2002

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