WASHINGTON, 25 de marzo (PL).—El Pentágono comenzó hoy a poner reparos para entrenar al ejército del gobierno interino afgano al indentificar una serie de desafíos para su autodesignada misión.

Oficiales estadounidenses consultados por la CNN atribuyeron al caudillismo local el mayor reto que enfrentarían los instructores enviados por Washington para moldear a los afganos según los requerimientos del complejo militar.

Fuentes castrenses norteamericanas antepusieron sus temores de que la renuencia de los jefes provinciales a poner a sus tropas a disposición de una fuerza central obstaculice la preparación de quienes deberán ocupar las posiciones de los agresores en la ofensiva.

Prometida después del derrocamiento del gobierno integrista de los talibanes en diciembre pasado, la asistencia a las fuerzas nacionales es la moneda de cambio con la que el Pentágono pretende hacerse pagar los escasos riesgos que han afrontado sus soldados en más de cinco meses de guerra.

Observadores internacionales dijeron al canal noticioso que una vez preparadas, las tropas afganas ocuparán los lugares más peligrosos en el frente bélico que, según reportes de última hora, se mantendrá abierto por tiempo indefinido en la nación de Asia Central.

Informaciones recientes dan cuenta del aumento de naves de combate del Pentágono en el hangar de la base aérea de Bagram, norte de Kabul.

Al menos, cuatro AC-10, de acuerdo con corresponsales de prensa en Afganistán, están alineados en el lugar destinado a los aviones en la unidad militar que las fuerzas estadounidenses ocupan desde noviembre del 2001.