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22/03/2002
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Margarita Mateo

En busca del ensayo perdido

Antonio Paneque Brizuela

Foto: RAÚL LÓPEZEn un país de fuerte apuntalamiento ensayístico, suena curioso, pero suena bien, oír a alguien hablando de recuperar el concepto clásico de aporte conceptual con que brilló el ensayo en los tiempos de Montaigne. Se trata no de relegar a las modalidades colindantes, sino de definiciones que los salven a todos. De tal suerte defiende Margarita Mateo al género que le granjeó el premio Alejo Carpentier 2001 y con el cual celebró sus cuartas nupcias...

"Aunque sigue habiendo una tradición que trata de estimular la escritura del ensayo en el país y el hecho de que como género literario aparezca representado en casi todos los concursos literarios, pienso que a veces se confunde un poco el ensayo, como tal, con la investigación crítica literaria, e incluso con la histórica".

El ahora premiado, Paradiso, la aventura mítica, es el cuarto libro de la Mateo, pues antes publicó Poscrítica (1996); Del bardo que te canta (1988), sobre la nueva trova tradicional cubana ("Abandoné la guitarra y me dio por el cine"); y Literatura caribeña, reflexiones y pronósticos (1999), sobre narradores de esa región.

Dama de elegancia estilística cuya edad nos la define el editor Jorge Angel Pérez ("nació en la mismísima mitad del siglo"), Premio Razón de Ser de 1995, de la Crítica (1996), de quien se ha dicho "ha tenido una vida intensa en cosas y pos-cosas", nos encontramos, como puede verse, frente a una teórica contumaz, pero legítima.

"Este texto de ahora es un análisis sobre la novela lezamiana, sobre todo desde la perspectiva de cómo él incorpora los mitos grecolatinos, amerindios, las claves mitológicas, las formas del pensar mitológico en su novela", nos explica y, acto seguido, accede a ser guiada de nuevo a su estrado de defensora ensayística.

El ensayo, en el sentido en que se concibió desde la época de Montaigne, es un poco ensayar ideas, aventurar opiniones, reflexiones personales. Generalmente eso se hace a partir de un análisis serio sobre algún tema o problema con el cual uno, de algún modo, esté familiarizado o sea especialista de alguna manera.

"Pero no necesariamente es una investigación, una acumulación de datos. Y creo que a veces se premia como ensayos a libros que son monografías, obras que son resultado de un conocimiento acerca de algún tema en específico, pero que no tienen ese vuelo del ensayo ni ese movimiento de ideas que generalmente exige el género.

"No es que eso me parezca mal: un libro que pueda ayudar al desarrollo del conocimiento sobre algo debe ser divulgado, debe ser premiado. Pero creo que ello tiende a no hacer la distinción y eso no ayuda a que se desarrolle el género como tal, en el sentido de creación subjetiva más libre, con un énfasis en la calidad literaria."

Casi tímida en su decencia, después de un café en su casa del Vedado, le pedimos, una breve incursión por Cuba:

"Aquí ha habido, desde tiempo atrás, una tradición importante de ensayo. Por hablarte de autores importantes, incluso trascendiendo el marco de Cuba, considerando a toda América Latina, estaría José Martí, uno de los grandes ensayistas que ha dado esta región.

"Situaría, más adelante, a un personaje como Fernando Ortiz, con ese libro tan magistral que es el Contrapunteo cubano del azúcar y del tabaco. Otros grandes momentos son Carpentier, con innumerables ensayos, y Lezama Lima, sobre todo en un libro muy especial que es La expresión americana, del cual pienso es una joya de la ensayística cubana. Podría seguir enumerando otros autores, entre ellos mujeres, como Fina García Marruz..."

Y nosotros, con gusto, los incluiríamos, de tener más espacio...

22/03/2002

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