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19/03/2002
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En la Oriental Provincia de Santiago de Cuba

Trovando en grande

Omar Vázquez

Especialmente atractivos resultaron los programas iniciales del Festival Internacional de la Trova Pepe Sánchez, con una serie de aciertos en el escenario levantado en el emblemático Parque Céspedes (con la catedral como fondo escenográfico), y un grupo de agrupaciones de diferentes formatos y sobrados conocedores de las variantes trovadorescas (desde el dúo Cohíba y La Estudiantina Invasora hasta María Ochoa y el Cuarteto Patria). Pero en otros espacios también se dieron impactantes actuaciones que bastarían para garantizar el nivel de cualquier evento.

Como dijo Eliades Ochoa, presidente de su Comité Organizador, al darles la bienvenida a los participantes, sobran las palabras cuando suena la buena música: así hemos escuchado en la UNEAC a Luis Ángel Silva (Melón) demostrando su valía como bolerista (Cosas del alma, de Pepé Delgado; Niebla del riachuelo, de Cadicamo y Cobián), y como sonero ("Lo fui de nacimiento..."). Vengo encendido es el título de su último DC, en el cual Melón rinde homenaje a nuestros ritmos.

En esta línea también está Camilo Azuquita (panameño basado en Francia con su grupo Melao), quien con el conjunto santiaguero Turquino se empleó a fondo en Yo no como fricasé de chivo, El reloj de Pastora, de Arsenio Rodríguez, y otros exigentes clásicos del género.

Azuquita reveló el porqué de su apego a nuestros ritmos y a Santiago, pues es hijo de Camilo Rodríguez, quien fue cantante de Mariano Mercerón y sus Muchachos Pimienta, que aquí dejó familia y afectos. Es decir, hermanas y otros familiares de Azuquita presentes en la actuación. Emotivo momento compartido por los asistentes.

Tampoco puede dejar de mencionarse a Sones de Oriente, dirigido por el tresero y cantante Yuso Suenaga, jóvenes japoneses que contaron con el concurso de músicos nuestros. En el conjunto también destaca Sayaka, su violinista, alumna de Lázaro Dagoberto González (de La Aragón), quien ha sabido transmitirle los secretos de nuestra música y que ella ha sabido recrear a buen nivel.

Reconocimiento también hubo, y en grande, para la Gala Cantarle a la ciudad (en una repleta Sala Dolores), del trovador José Aquiles, quien tuvo como invitado especial a Leo Vera, ganador del Gran Premio de Interpretación en el Guzmán 2002, por su excelente defensa de Mira, que también le valió al trovador santiaguero el mayor éxito como compositor en ese evento y que aquí volvió a interpretar a gran altura. Aunque Leo es más conocido como sonero, recorrió desde la trova tradicional hasta la cancionística más reciente, con una formidable incursión en el tango El día que me quieras, de Gardel y Le Pera, deslumbrando con los matices de su voz. Todos los registros en su lugar.

Lo mejor que cabe decir de la gala de Aquiles es que se rodeó de otros valiosos intérpretes, como Eva Griñán, acompañada por el guitarrista Gabino Jardínes (excelente en La guinda, de Delfín), las juveniles Las Divas, Daria Abréus, Geovannis Alcántara y Juan Chacón (pianista y saxo soprano, respectivamente). Fue algo más que un merecido homenaje de su ciudad natal, tanto en su nivel artístico como en su dramaturgia, reconocimiento extensivo a Gabriel Soler, su director artístico.

19/03/2002

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