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Serbia y Montenegro ¿Y ahora qué? ELSON CONCEPCIÓN PÉREZ Ficción aparte, el acuerdo logrado la víspera para que la actual Federación Yugoslava deje de existir o al menos de llamarse así, para convertirse a partir de ahora en Estado llamado "Serbia y Montenegro", pasa por momentos de confusión e incomprensiones para unos y de autorreconocimientos y elogios para la Unión Europea. No puedo negar la consternación que me causó ver a Javier Solana, el hombre que en 1999, cuando era jefe de la OTAN, dio la orden de bombardear a Belgrado y otras ciudades yugoslavas, firmando ahora, en la propia capital yugoslava, el nuevo acuerdo —también promovido por él en su carácter de jefe de la diplomacia europea—, y que debe calmar, al menos por los próximos tres años, los ánimos separatistas de Montenegro. El documento, rubricado por el actual mandatario yugoslavo, Vojislav Kostunica, y el montenegrino, Milo Djukanovic, así como por el primer ministro serbio, Zoran Djindjic, dará paso a una Constitución única y la creación de un Parlamento y un ejército comunes, y el desarrollo de un mercado en el que exista el movimiento libre de bienes, servicios y capitales entre ambos estados, y en los cuales la moneda de uso común será el euro, aunque tendrán curso legal las otras dos que se usan actualmente de manera oficial. El pacto, que tendrá una vigencia de tres años, compromete a ambos gobiernos a no desarrollar en ese tiempo iniciativa alguna que propicie la separación, aunque se recoge el "derecho" a hacerlo en el futuro. Yugoslavia, con esta fórmula, cambia de nombre por sexta vez en su historia, luego de su nacimiento en 1918 cuando se le llamó Reino de los Serbios, los Croatas y los Eslovenos. Su vida ha estado marcada por los conflictos balcánicos, guerras interétnicas y ambiciones foráneas de potencias interesadas en controlar un espacio que geopolíticamente es clave en el centro sur europeo y como corredor de tránsito entre el Oriente cercano y Europa. La República de Montenegro, que junto a Serbia integra la Federación, se ha caracterizado en los últimos años por sus ansias separatistas, como antes lo hicieran Bosnia, Croacia, Eslovenia y Macedonia. Con una superficie de solo 13 812 kilómetros cuadrados y con salida al Mar Adriático, Montenegro tiene una población de En 1992, con la desintegración de lo que se llamó República Federativa Socialista de Yugoslavia, quedaron unidas, no con pocas desavenencias, Serbia y Montenegro. La historia reciente pasa necesariamente por la mayor agudización del conflicto étnico en la provincia serbia de Kosovo, lugar ocupado hoy por más de 40 000 soldados de Estados Unidos y la OTAN que deciden allí el presente y el futuro de aquellas tierras de donde fue expulsada la mayoría de sus habitantes serbios. La nueva concepción de los estados de Serbia y Montenegro, fue calificada por Javier Solana como una perspectiva para que ambos países aspiren a ser miembros de la Unión Europea, por lo que se invitó, tanto al mandatario federal como al montenegrino, a que asistan a la Cumbre de la UE de este fin de semana en Barcelona, España. De todas formas, no creo que este nuevo paso se trate solo de un cambio de nombre... detrás del telón europeo debe haber algo más que el deseo de que no se sigan desintegrando los Balcanes. |
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