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10/03/2002
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Nueva York, ciudad de contrastes e injusticias

MIGUEL ÁNGEL UNTORIA PEDROSO

Probablemente ocurrió alguna otra injusticia sobre el territorio de lo que hoy es la ciudad de Nueva York, entre 1524, cuando fue visto por primera vez por Giovanni Da Verrazano, y 1609, cuando Henry Hudson lo descubrió, según recoge la historia.

Pero la que sí está registrada es la de 1626, fecha en que Peter Munuit les compró la isla de Manhattan a los indios de la tribu Canarsie mediante un trueque de mercancías por valor de 24 dólares.

A partir de esa fecha mucho ha llovido. En 1653 con el nombre de Nueva Amsterdan, era capital de la provincia y se convirtió en una ciudad con una población de 800 habitantes. En 1664 terminó el mandato holandés y los ingleses la bautizaron New York. En 1673 los holandeses la capturaron nuevamente y la denominaron New Orange, pero al año siguiente fue reconquistada por los ingleses y su nombre restituido hasta el día de hoy.

En la actualidad, muchos la califican como el corazón cultural y comercial del mundo, y la propaganda capitalista la presenta como el paraíso terrenal, donde supuestamente brillan la libertad y la justicia. Mentira gigantesca.

Nueva York es en realidad la gran ciudad de los contrastes y las injusticias.

Las organizaciones que trabajan a favor de los pobres y desamparados y de los derechos civiles en los Estados Unidos tienen cada día más trabajo. Dos de ellas, la Coalición Nacional para los Desamparados y el Centro de Derechos en contra de la pobreza y el desamparo han realizado una detallada búsqueda de información en unas 80 comunidades tanto urbanas como rurales en más de 37 estados del país, incluidos el distrito de Columbia y Puerto Rico, y los resultados son aleccionadores.

Las investigaciones han permitido crear una especie de escalafón que coloca a las ciudades de Nueva York, Atlanta y San Francisco como las tres más crueles con relación al trato que se les da a los desamparados y a los pobres, y hacen una mención especial a West Palm Beach, en la Florida.

En "la capital financiera del mundo", como también la llama la propaganda, resaltan los mayores contrastes e injusticias.

En esa isla de riquezas inimaginables, el crimen, la droga, la prostitución, la discriminación e intolerancia racial no pueden esconderse "tanto" como en otras ciudades. Sus cinco municipios: Manhattan, Brooklyn, Queens, Bronx y Staten Island tienen diferentes matices y facetas.

Desde todos los rincones del mundo llegan inmigrantes a esa gran urbe en busca de sueños dorados. Algunos, bastante pocos, los encuentran, pero la gran mayoría al despertar experimenta la sensación de que la magia y el ensueño se le escapó entre los dedos.

La verdad es mucho más cruel. Según la institución Coalition for Homelessnes, 29 498 personas no tienen techo dentro de la Gran Manzana, en la capital del mundo financiero, y el número de niños que pernocta en refugios para "sin techos" en los últimos tres años ha aumentado en un 60%, acercándose la cifra a los 15 000.

Otro estudio, el de la Coalición contra el Hambre de Nueva York, señala que la inseguridad alimentaria se ha incrementado desde los primeros meses del año pasado, cuando unas 
40 000 personas no pudieron recibir comida por incapacidad de los centros destinados a brindar ese tipo de servicio. La Coalición calcula que, si continúa el mismo ritmo de crecimiento, a finales del presente año habrá más de 300 000 neoyorquinos hambrientos, 120 000 de los cuales serían niños y 45 000 ancianos.

Otra organización, la City Harvest (Cosecha de la Ciudad), es mucho más pesimista. Según los datos que maneja, más de un millón de neoyorquinos padecen hambre o están expuestos a riesgos alimentarios, el 52% de los niños vive en la pobreza y el 34% de los ancianos de Nueva York es pobre.

Estas cifras no parecen estar muy alejadas de la realidad, pues ya desde 1997 un estudio realizado por el Community Food Resource Center estableció la evidencia contrastante y paradójica de que unas 400 000 personas padecían hambre en una gradación que iba de moderada a severa, mientras otros 685 000 estaban expuestos a inseguridad alimentaria.

Con casi 8 millones de habitantes, las cifras indican que uno de cada siete u ocho neoyorquinos padece hambre. Otras cifras oficiales señalan que 318 508 están tratando de conseguir ayuda federal de vivienda, cifra tres veces superior a las de Boston, Chicago, y Washington DC, en su conjunto.

En la Big Apple más de la mitad de todos los inquilinos de viviendas creadas por el gobierno gana salarios considerados de pobreza y los apartamentos disponibles en el llamado mercado abierto (particulares) les resultan inaccesibles por su alto costo.

Las luces engañosas de la Gran Manzana atraen a incautos, y pretenden ocultar con sus destellos, la pobreza que reina en las penumbras.

10/03/2002

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