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26/02/2002
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Cuba, cuatro décadas abierta al Mundo

FÉLIX LÓPEZ

El absurdo se ha convertido en estado mental para quienes deciden cuál debe ser la política de los Estados Unidos hacia Cuba. Una de las últimas noticias provenientes de Washington indica que se han triplicado las multas a los estadounidenses que viajaron a la Isla sin el consentimiento del Departamento de Estado. Contradictoriamente esa prohibición tiene su origen en el país de las "libertades".

Foto: RAÚL LÓPEZEl empeño es tan anacrónico como viejo. Pero lo más asombroso es que se refuerza en el preciso momento en que el pueblo norteamericano busca, por las más inesperadas vías, un acercamiento con Cuba. Por otro lado, cumpliendo un viejo adagio (al que no quiere caldo se le dan tres tazas), nuestro país se ha convertido en centro de atención de políticos, académicos, estudiantes y hombres de negocio de todas partes del mundo.

Se podría citar una decena de ejemplos en menos de 20 días. Anoche mismo, mientras el eco del cañonazo de las nueve se expandía por toda la ciudad, en la Fortaleza San Carlos de la Cabaña se inauguraba el IV Festival del Habano, evento al que asisten más de 600 hombres y mujeres de 48 naciones y representantes de 34 compañías comercializadoras de tabacos en todos los continentes.

Se trata de un festival que ya tiene renombre internacional, pero al que no se asiste solo por el hecho de admirar al mejor tabaco del mundo. Quienes repiten el viaje cada año, lo hacen también por su compenetración con los cubanos, con los vegueros de vueltabajo o los torcedores de las fábricas habaneras. Y participan, finalmente, en una famosa subasta de humidores que ya le ha aportado a la Salud Pública más de 
3 000 000 de dólares.

A la par del Festival del Habano, en otro extremo no menos conocido de la ciudad, en Rancho Boyeros, se realiza la VIII Feria Internacional Agropecuaria, FIAGROP 2002, evento al que asisten representantes de 19 países, cifra superior a la del pasado año, donde se superaron los 17 millones de dólares por concepto de negocios concretados con firmas extranjeras y en términos de colaboración con entidades foráneas.

Al recorrer las muestras expositiva y comercial (abiertas hasta el 28 de febrero próximo), se advierte la presencia de destacadas firmas, como las alemanas Bayer, Bremen-Pharma, Mercedez-Benz, Pulsfog, Big Bitchman y Beinlich; la rusa Dex Lid y la holandesa de semillas Reuter. En opinión de Antonio Carricarte, presidente de la Cámara de Comercio de la República de Cuba, el avance de FIAGROP, año tras año, está en correspondencia con la tendencia de crecimiento manifestada en la última década por el sector agropecuario y forestal en la Isla. Por último, los invitó a reflexionar sobre el amplio despliegue informativo que suscitó la VIII Convención y Feria Internacional de Informática, concluida el pasado fin de semana en La Habana. Más de 200 firmas foráneas trajeron a Cuba sus invenciones tecnológicas y modernos equipos electrónicos y de telecomunicaciones. Muchos de ellos no ocultan lo que algunos todavía consideran una herejía: la Isla puede servirles de puente para penetrar en el mercado de América Latina.

Pero la aceptación de un evento como el de Informática no solo está dada por la situación geográfica del país que lo organiza, sino también por el capital humano y el talento científico que ha desarrollado la Revolución en numerosos campos.

Basta con el ejemplo de Softel, una empresa del Ministerio de la Informática y las Comunicaciones, que ya consolidada en el mercado nacional con sus soluciones integrales, ha logrado abrirse camino en áreas comerciales de países como Chile, México, Venezuela y España, en las líneas de venta de licencias de software asociados a la informática médica y el comercio electrónico.

Contrario a como nos describen detractores y enemigos, no somos la postal de la vieja y cansada Revolución, o la última vitrina socialista a la que se asoman curiosos de todas partes. Por el contrario, Cuba sigue siendo un cercano referente de dignidad y sacrificio en el mundo de hoy. Y hay que venir a ella, desde cualquier parte del planeta, para descubrir cuánto puede hacerse todavía desde la austeridad y la pobreza, con voluntad política y sentido de justicia.

Eso, estoy seguro, es precisamente lo que temen aquellos que en Estados Unidos han convertido en "delito" la sed de verdad de un número creciente de norteamericanos.

26/02/2002

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