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25/02/2002
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Toriello, siempre en la trinchera

ORLANDO ORAMAS LEÓN

El dejo guatemalteco, inconfundible, la voz pausada, el ejemplo de por vida, que no muere con su desaparición física porque "se ha hecho bien la obra de la vida".

Foto: AHMED VELÁZQUEEvoco en pocas palabras a Guillermo Toriello, a quien Raúl Roa calificó como el primer Canciller de la Dignidad de Nuestra América. El diplomático que, representando a la Guatemala de Jaboco Arbenz, levantó su voto y la dignidad latinoamericana, en contra al derecho de veto en la ONU. Precursor él, desde los propios orígenes del organismo mundial, de su necesaria democratización.

Qué guatemalteco más cubano este que ostentaba condecoraciones tan nuestras como la del XXX Aniversario de las FAR, porque era miliciano. Qué guatemalteco más cubano este que se afincó en Cuba, donde murió en fecha tan patria como el 24 de febrero, hará cinco años.

Conoció la Cuba malherida por la tiranía machadista. Llegó en barco en 1930 con la delegación de su país a los Juegos Centroamericanos y del Caribe. Entonces tuvo su primer gesto solidario con los de acá. El campeón centroamericano de tenis se vendó la mano para no estrecharle la garra al sátrapa.

El triunfo de la Revolución cubana le llenó de esperanzas cuando en su patria se intentaba el cambio en las montañas. Luego llegó la represión feroz en la que vio caer o partir a amigos y compañeros de lucha. México le acogió en el exilio, hasta que una amiga, también nuestra, le señaló la posibilidad de venir a la Cuba revolucionaria. De acá solo se fue para prestar su concurso valioso a la revolución sandinista. Desde Managua regresó como asesor de la delegación de la patria de Sandino a la VI Cumbre de los No Alineados.

Su desempeño internacional valdría para una cátedra. Así se le escuchó en el Tribunal Antimperialista del XI Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes de La Habana. Voz de denuncia que se levantó en Trípoli para condenar el artero ataque de la aviación norteamericana. Otros tribunales, el Antimperialista de Centroamérica, primero, y luego el TANA, de Nuestra América, fueron trincheras de los movimientos revolucionarios y redentores, de los desaparecidos y asesinados.

Como dijera el embajador de Guatemala en Cuba, Hugo René Guzmán Maldonado: "Su obra debe ser lectura obligada para los embajadores del Tercer Mundo". Su compatriota, Mayra Godoy, de la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG), evocó sus cartas a los frentes de batalla, allá en las selvas del Petén, animando a los guerrilleros del cambio.

Hombre multifacético: diplomático, abogado, periodista, deportista, humorista, solidario y, por encima de todo, leal a la causa de su pueblo y de otras víctimas de la injusticia y el imperio.

Así lo evocaron amigos y compañeros de batalla, en sentido homenaje en la Asociación Cubana de Naciones Unidas (ACNU). Jorge Risquet, que vivió la fiebre revolucionaria de la Guatemala que tuvo a Toriello como canciller. El colega Pedro Martínez Pirez, quien le acompañó en su histórico regreso a la tierra del quetzal, invitado a los actos por la firma de los acuerdos de paz. Su viuda y nieto, que aún se resisten a la pérdida.

También le recordó con sentidas palabras la decana de los guatemaltecos en Cuba. Y su esposo, ambos ligados por el amor a la revolución. Asimismo, compañeros de labor en la Asociación por la Unidad de Nuestra América.

La mayoría, como suele ocurrir, atribuyó la presencia del periodista a estrictos motivos de trabajo. Pero en mi andar de tomar notas y poner a funcionar la grabadora, no podía olvidar sus palabras en la que, posiblemente fue su última entrevista. "Soy un francotirador en la trinchera de la Revolución y en el que Cuba tiene a un soldado".

25/02/2002

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