![]() |
|
|
![]() Entre el vacío, la danza y el teatro arena ANDRÉS D. ABREU Por estos días el cine Favorito se ha transfigurado en una sala de teatro arena para servir de escenario a la más reciente propuesta del bailarín y coreógrafo Narciso Medina, director además de la compañía que lleva su nombre y que reside en este centro cinematográfico. Diálogo con el vacío —se presenta hasta el próximo fin de semana, viernes, sábado y domingo, 7:00 p.m.— fue estrenado el sábado 9 de febrero y con este unipersonal Narciso debutó como autor de un texto que discursa mientras ejecuta su propuesta danzaria, hecho que también es primicia dentro de su repertorio, lo que unido a otras confabulaciones dramáticas ameritan una asistencia al escenario de la calle Belascoaín para participar del Diálogo.... Entrar en un mundo de los sueños o pesadillas de un hombre es una travesía al interior del ser humano para escarbar en momentos de irracionalidad. Como en todo sueño la articulación de imágenes se carga de imprevistos y el salto de composiciones encuentra una lógica en lo aparentemente ilógico para su existencia. Es por eso que al comunicarse con los movimientos del bailarín, el espectador viaja por momentos sobre una alucinación y de pronto gira sobre otra. La conducción de los estados del sueño está dada por la danza que caracteriza a Narciso, fuerte en energías, cerrada sobre su propio cuerpo, expresiva en su convulsividad. Por instantes en la búsqueda de nuevas alegorías aparecen giros más dúctiles y poses más académicas, y esporádicamente ante los deseos y la duda se abren sus trazos hacia atmósferas más oníricas. El hombre que sueña con Narciso confiesa que quiere volar. Pero el sueño existe entre un tejido de cuerdas. Un entramado que no facilita el escape y provoca un conflicto que exige una mejor utilización durante los cuarenta minutos del baile, favoreciendo con ello la explotación del espacio. El público también se encontrará inmerso entre estas cuerdas que al ser estremecidas en los estallidos evolutivos de Narciso lo harán desde su butaca anudada partícipe directo de los movimientos. En ocasiones el asistente es llamado a bailar, en una propuesta de danza-teatro de participación en la que el espectador se convierte en objeto coreográfico y facilita la improvisación. La música es en esta creación un personaje imperfecto, oscilante y la luz merece ser resoñada, pero al final del Diálogo... el hombre consigue volar y en la sala, ante el cese, se crea un vacío. |
![]() |
|||
|