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19/02/2002
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Retos del MINAL en el 2002 

Calidad, sinónimo de Urgencia

FÉLIX LÓPEZ

El país necesita que los cuadros y trabajadores del Ministerio de la Industria Alimenticia (MINAL) actúen con un elevado sentido de la urgencia, desechando las justificaciones y consagrándose a resolver los problemas más difíciles, sobre todo aquellos que influyen en la calidad de los productos destinados a la canasta básica de la población.

Con evidente comprensión de esta tarea, reiterada por Alejandro Roca, titular del MINAL, se realizó el balance anual de este Ministerio, reunión que concentró sus análisis en las deficiencias no eliminadas durante el 2001 y en las vías para crecer un 5% en la producción mercantil en el presente año.

En las conclusiones del balance, Alfredo Jordán, ministro de la Agricultura, se refirió a los avances del MINAL en la mayoría de sus actividades, alcanzando cifras superiores a las obtenidas antes del período especial en numerosos renglones; y eso se ha logrado, expresó, no con más recursos, sino con mejores niveles de eficiencia.

Tras una explicación detallada de la situación actual de la agricultura, y de los esfuerzos para incrementar las producciones de carne, leche y frutas destinadas a la industria, Jordán reconoció que los dos ministerios trabajan hoy con más interrelación, pero los resultados no son todavía los que necesita el país.

LA CALIDAD, EL MAYOR RETO

La Unión Láctea, que a partir del mes de marzo debe garantizar la entrega de 12 litros mensuales de yogur de soya a toda la población infantil de 7 a 13 años, tiene ante sí uno de los mayores retos del MINAL para el 2001; y fundamentalmente para los próximos días cuando debe terminar el montaje de nuevas líneas de envase y el alistamiento de la industria en todas las provincias.

Refiriéndose a esa tarea, Yadira García Vera, miembro del Buró Político del Comité Central del Partido, explicó que el esfuerzo que el país hace para asegurar la producción del yogur de soya, la leche esterilizada para los niños y el materlac a las embarazadas que lo necesiten, tiene que tener una respuesta similar en la distribución y el consumo consecuente de estos productos.

Indicó que la misión de la industria no debe limitarse a trabajar con calidad, sino a comprobar cómo se usan y aceptan los productos. De ese tema, dijo, debe ocuparse, en primera instancia, el Instituto de Investigación de los Alimentos. Todo nuevo producto tiene un determinado nivel de rechazo, pero hay que explicarle a la población sus características, cualitativamente superiores y beneficiosas para la nutrición y la salud de los niños.

Entre las medidas aplicadas el pasado año para mejorar la calidad de lo que se entregó a la población por la vía de la canasta básica (en su conjunto tuvieron un costo de 9 000 000 de dólares), se analizó la del incremento del contenido de carne en el picadillo, que todavía no tiene aceptación y en el que se debe seguir perfeccionando la distribución y el envase.

Para las compotas, enriquecidas con hierro y vitamina C, se siguen adquiriendo líneas de envases que sustituyan a los de hojalata, medida que, además del ahorro, permite utilizar un recipiente asépticamente de mejor calidad. Algo similar ocurre con el programa de embolsado de la leche y el yogur de soya, que no se detendrá durante el 2002.

En el pan de la población, tal vez el producto más criticado a lo largo de la historia, se incorporó un mejorador en sustitución del bromato y se modificó su formulación. La harina está siendo enriquecida con el complejo vitamínico B y ácido nicotínico, además de hierro y ácido fólico.

Además de las mejoras en los productos destinados a la fabricación del pan normado, se han destinado recursos en divisas para la adquisición de equipamiento y medios de trabajo por algo más de 1 000 000 de dólares para mejorar las condiciones de las panaderías de las Empresas Alimentarias, que en número superior al 80% ya han vuelto a operar con diésel (con excepción de La Habana, que todavía emplea leña en la mayoría de sus hornos).

REPITEN LAS EMPRESAS PUNTERAS

En los valores totales de producción mercantil obtenidos por el MINAL en el 2001 (1 795,6 millones de pesos), vuelve a tener un peso fundamental un grupo de empresas que en los últimos años ha consolidado sus producciones: las bebidas alcohólicas de exportación, con 16,7 millones de litros, superan en 2,1 millones de litros el nivel logrado antes del período especial (1989).

La producción de cerveza, que cada año gana en eficiencia y organización de sus empresas, sobrepasó los 26 millones de cajas (un 3% de crecimiento respecto al año 2000), y es la mayor de los últimos nueve años. De ese total, casi 15 millones son envasadas y dispensadas, cumpliéndose el propósito de ir disminuyendo de forma paulatina el producto que se comercializa a granel.

Para este año, la Unión de Cervecerías se propone fabricar 20 millones de cajas de cerveza y 1,1 millones de cajas de malta, productos que permitirán retirar de la circulación (de cumplirse los planes) más de 1 630 millones de pesos.

La Cadena Cubana del Pan, que comercializa este producto a precios diferenciados, culminó el pasado año con ventas de 482 millones de pesos, un 47% sobre el nivel realizado en el 2000. Según se explicó en el balance, están creadas las condiciones (en 282 panaderías de la Cadena) para vender este año más de 600 millones de pesos.

En todas estas producciones, expresó el ministro Roca, el crecimiento debe estar aparejado de mejores índices de eficiencia y de una mayor calidad, concepto que hoy debe asumirse como sinónimo de urgencia.

19/02/2002

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