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![]() Sede de la tribuna abierta de este sábado Venezuela: un municipio con historia Julio Juan Leandro Una historia de luchas revolucionarias, que se remonta al año 1843, avala el heroísmo de las pasadas y presentes generaciones del hoy municipio de Venezuela, en el sur de Ciego de Ávila. Con 824 kilómetros cuadrados y 29 000 habitantes, sus pobladores escriben ahora otras páginas en su sistemático combate por la eficiencia económica, los servicios, la preparación para la defensa y la participación activa en la batalla de ideas. Asentado entre las tierras más fértiles de Cuba, este municipio avileño es uno de los mayores productores de viandas, hortalizas y granos del país, pues dispone de la Empresa de Cultivos Varios Juventud Heroica y numerosas cooperativas de campesinos dedicadas a esos renglones. El colectivo de la Juventud Heroica —una de las grandes entidades de su tipo en la nación— cosecha cada año alrededor de un millón de quintales de viandas, fundamentalmente de papa y otros tubérculos. Sobresalen, además, los portuarios de Júcaro, quienes tienen una flota camaronera y otra especializada en la captura de especies de escamas, cuyos acopios se distinguen nacionalmente por sus aportes en divisas. Muy cerca de allí funciona la eficiente terminal de azúcar a granel de Palo Alto, que recibe crudos procedentes de todos los centrales de Ciego de Ávila y de parte de los ingenios de Sancti Spíritus y Camagüey. El calado del muelle de Palo Alto permite igualmente la entrada de barcos de gran porte con carga general. Antes de 1959 solo existía allí el batey del central Stewart, con una estrecha carretera que conducía a la ciudad de Ciego de Ávila, mientras a partir del triunfo revolucionario se extendieron las vías asfaltadas a los más apartados rincones de la localidad, en sustitución de trillos y guardarrayas. Avanzó entonces la electrificación a casi el ciento por ciento de las viviendas, la educación llegó hasta los parajes más intrincados, los centros de la salud y el número de médicos y enfermeras creció, y la cultura y los deportes emergieron para jamás retroceder. Paralelamente se amplió y modernizó la industria azucarera, aumentaron las áreas cañeras y también el número de especialistas, técnicos y obreros calificados en este sector. UN POCO DE HISTORIA Durante la guerra de 1868, esta zona sureña fue escenario de importantes acciones, con la construcción por la metrópoli española de la Trocha de Júcaro a Morón y el cruce de la barrera militar por varios jefes de las tropas mambisas, entre ellos, el general Ángel del Castillo, quien el 6 de enero de 1875 derrotó a más de 500 soldados españoles en el combate de La Zanja. En las guerras de independencia, el Generalísimo Máximo Gómez organizó prefecturas y hospitales en los bosques y cuevas de esta región, atravesó numerosas veces la Trocha y siempre mantuvo en jaque a las tropas españolas. Fue precisamente en Palo Alto donde Gómez recibió, por primera vez en su larga vida de jefe combatiente, una expedición con pertrechos bélicos. La penetración del capital yanki originó un fuerte movimiento obrero, el cual ya en la temprana fecha de 1907 realizó su primer paro general, y largas luchas y protestas por el adeudo de tres meses de jornales a más de 500 empleados. Con mucho cariño se recuerda en la zona el trabajo de organización y fortalecimiento del gremio de los azucareros por Enrique Varona González, Jesús Menéndez, Lázaro Peña, Justo Tamayo López, Blas Roca y Juan Marinello, entre otros. La toma de la iglesia católica del batey del Stewart en 1955 en reclamo del pago del diferencial azucarero, las acciones del 9 de abril de 1958 y el apoyo brindado a la columna invasora número 8 Ciro Redondo, dirigida por el Comandante Ernesto Che Guevara, se inscriben como hechos imborrables. Entre esos acontecimientos que perdurarán para toda la vida figura el protagonizado por el adolescente minusválido Juan Olimpio Barcárcel, quien en un gesto de desprendimiento sin igual, le brindó al Che lo único que poseía (una yegüita), para que la utilizara en su travesía a Las Villas. Tampoco se podrá olvidar el 11 de septiembre de 1960 cuando Fidel inauguró el primer pueblo campesino en Cuba, llamado Manuel Sanguily; el inicio nacional de la mecanización cañera orientada por el Guerrillero Heroico; la construcción de la primera alzadora de caña en la Isla y la terminación, en 1963, de la jornada de trabajo voluntario más intensa que de forma permanente desarrolló el Comandante Guevara. Por esos y otros razonamientos, Venezuela constituye un municipio con historia, una localidad cuyas acciones epopéyicas son un permanente estímulo para sus actuales y futuras generaciones. (AIN) |
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