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![]() Tras las huellas del huracán Mire ahora qué maravilla Afirman felices y agradecidas las más de 1 400 familias pineras damnificadas, que ya recibieron sus viviendas reconstruidas o están a punto de concluirse Diego Rodríguez Molina NUEVA GERONA.—Con la terminación de alrededor de más del 70 por ciento de las casas dañadas por el huracán Michelle y en ejecución más del 20, las 1 585 familias que en la Isla de la Juventud tuvieron problemas en sus inmuebles, tienen sobrados motivos para sentirse felices pues en unos casos se ha hecho realidad lo prometido y en otros está a punto de cumplirse, apenas tres meses después.
Pero se trata de una felicidad que no puede medirse en números, aun con toda la elocuencia de que ya asciendan a 1 400 los hogares que disfrutan de esa segura garantía y mucho más los familiares y pobladores que comparten y sienten como suyo tan apreciado beneficio, gracias al esfuerzo mancomunado de toda la sociedad, desde los materiales aportados prioritariamente por el Estado —que en un 70 por ciento ha asegurado el abastecimiento solo desde La Habana, sin contar el aporte local—, hasta los brazos puestos por los trabajadores de las entidades junto a vecinos y damnificados, que cuentan, además, con facilidades para reponerse rápido. SATISFACCIÓN INCONTABLE El reciente recorrido por las primeras casas que han empezado a entregarse a las 142 familias que las perdieron totalmente, me confirmó que esas son las realidades que jamás podrán encasillarse en la frialdad de los números. La recibida por Marisol Basulto Boró y Félix Domingo Rodríguez Machado, junto a los dos niños, en la misma esquina de 34 y 47, en el Consejo Popular de Gerona Centro, aparentemente es apenas un número que se agrega a la lista, pero no así la dicha que ahora comparten: "Mi casa parecía un barco hundido por el mal estado de la madera y de todo lo demás... y mire ahora qué maravilla, la levantamos rápido y está nueva, más amplia, confortable e higiénica", afirma él con tanta satisfacción en su rostro, como en las palabras, que sólo logra interrumpir el entusiasmo de Marisol para "agradecer de todo corazón a la brigada de trabajadores de la Naviera Cubana Caribeña, que se esmeraron y hasta trajeron materiales suyos, como tornillos y otros elementos de persianas, que no habían en ese momento, para que la obra no se parara". PALABRAS SUMANDO MÁS QUE NÚMEROS "¡Cómo no vamos a estar contentos!", asevera ella luego de recorrer con la vista las paredes interiores, también de bloques y pintadas de blanco, el piso de losas, el techo de planchas de fibrocemento y el baño, mostrado con orgullo. "Solo una Revolución puede lograr esto", afirma la vecina de al lado, Raquel Salas Ramírez, también beneficiada con una nueva vivienda, y aunque le quedan detalles para la instalación del agua, dice estar "muy feliz por ver su casa concluida, más grande y fuerte que la anterior y muy contenta con los trabajadores del Combinado de Cítricos que hicieron todo esto y hasta su director sigue viniendo a ver qué me falta...". Y cada palabra, salida del corazón, suma mucho más que los números y los por cientos: la sincera satisfacción de ver cumplirse con creces e inimaginada antelación lo prometido para el plazo de un año respecto a los inmuebles dañados, como parte del principio de que nadie quedará desamparado ni desprotegido. Aquí, como en todo el país,
los números tienen peculiar calor humano y el inmenso valor social de
sumar bienestar y multiplicar esperanza. |
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