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![]() Más allá de la crisis económica MARIO JORGE MUÑOZ LOZANO Y JOAQUÍN RIVERY TUR La crisis económica es hermana gemela de la crisis medioambiental. El mundo se ahoga en su propio desarrollo. De ahí que las lluvias sin precedentes, el aumento del nivel del mar, la sobrevivencia de enfermedades tropicales en países fríos, el deterioro de la capa de ozono, también sean verdes preocupaciones de los delegados al IV Encuentro Internacional de Economistas que tiene por sede el Palacio de las Convenciones de La Habana.
Judith Cherni, del Imperial College, de Londres, considera que la utilización de tecnologías más limpias, con menores costos, puede ser una solución importante al problema medioambiental creado por la globalización. En su opinión hay suficiente evidencia de que estas tecnologías innovadoras pueden conseguir más sostenibilidad ecológica ya que ofrecen mayor eficiencia y menor impacto ambiental. En el campo de la energía, y en particular en las áreas de la producción de electricidad, transporte, combustibles domésticos y sistemas de fuentes renovables, ha habido avances considerables. Cherni tiene mucha razón cuando dice que el crecimiento económico no debería causar impactos ambientales negativos si son empleadas las tecnologías adecuadas. Su mayor preocupación reside en quién será el ganador entre las llamadas tecnologías amigables y las convencionales, indiscutiblemente más agresoras del medio ambiente. Según los datos de la investigadora, los países desarrollados han disminuido sus niveles contaminantes, sobre todo a partir de la implementación de las nuevas tecnologías. Con las naciones pobres no sucede así. El subdesarrollo es contaminante. Y tiene lógica, parte de la culpa la tienen gobiernos irresponsables, otra parte corre a cuenta de los graves problemas económicos y financieros que atraviesan los llamados "países en desarrollo", más preocupados por su sobrevivencia diaria que por una reestructuración tecnológica que no pueden financiar. Sin embargo, los dueños de las más modernas técnicas continúan siendo los mayores depredadores. Estados Unidos a la cabeza. Una evidencia es su negativa a la firma del Protocolo de Kyoto. La situación, no obstante, es paradójica: no pocas de las empresas contaminantes se han convertido en productoras, también, de tecnologías limpias. La odisea traspasa los límites de las grandes transnacionales productoras de bienes y daños materiales, para ser ingrediente de la cotidianidad: un habitante de Nueva York usa tres veces más agua y bota ocho veces más basura que uno de Bombay, India. El dilema va más allá. Gian Carlo Delgado, de la Universidad Autónoma de México, llamó la atención sobre el saqueo de que son víctimas las principales reservas naturales del planeta, la mayoría ubicadas en los países menos desarrollados, entre ellas la Cuenca del Amazonas y el Archipiélago Malayo. En el caso de Latinoamérica, el joven explicó cómo las compañías biotecnológicas norteamericanas —más del 50% de las existentes en el mundo— protagonizan hoy la más moderna búsqueda, piratería y privatización de los bancos genéticos naturales del planeta. "La biodiversidad se ha convertido en un instrumento fundamental de disputa entre los capitales biotecnológicos, ya que a partir de su uso se abre la posibilidad de alterar el sistema alimenticio, la ciencia médica y sus avances, la innovación de armas biológicas y nuevos materiales, el equilibrio ecológico, el sistema jurídico internacional, etcétera", dijo. Advirtió que este biosaqueo abarca la apropiación y patentización de la sabiduría de las poblaciones indígenas, cuyos conocimientos sobre la naturaleza son el resultado de culturas milenarias. AMÉRICA LATINA EN EL TAPETE La región latinoamericana recibió un tratamiento intensivo en la comisión seis, con enfoques de tipo general y uno particular interesante, por cuanto se trató de un país donde se produce una suerte de intervención militar norteamericana: Colombia. Quizás la desgracia de los latinoamericanos —no solo de los argentinos— radique en los terribles índices que reinan por toda la región en estas épocas de globalización neoliberal y que fueron de nuevo subrayadas por Rubén Suárez, representante de la Organización Panamericana de la Salud. El alto funcionario mostró con cifras los deterioros latinoamericanos y luego se sacó de la manga una carta elocuente: donde los gobiernos no se ocupan de la salud y la educación (son tantos los países), el crecimiento económico es mucho más débil, si lo hay. Un académico ruso, el profesor Vladimir Davidov, director del Instituto de América Latina de la Academia de Ciencias de la nación euroasiática, consideró que ha habido varias olas —inspiradas en el llamado Consenso de Washington— de reformas neoliberales con resultados para él positivos (contrario a la opinión mayoritaria de los asistentes al Encuentro) y estimó que debería de haber nuevas recetas del mismo corte. El experto ruso expresó solo la esperanza de que se tomen medidas para mejorar los terribles males sociales latinoamericanos. Por lo menos el profesor de la Universidad Nacional de Colombia, José Guillermo García Isaza, en el caso de su país, no le reconoció al neoliberalismo nada positivo, pues en el proceso capitalista antes de 1990, la nación mantenía un ritmo de crecimiento aceptable, pero con la aplicación de las políticas diseñadas por Washington y el Fondo Monetario Internacional, puestas en práctica por el entonces presidente César Gaviria, se inició el descenso en el ritmo de crecimiento económico y se pasó de una orientación de protección del país a una de protección del mercado. Y el mexicano Gilberto Piñeda Bañuelos, profesor-investigador del Centro de Documentación de Historia Económica y Política de Baja California, le reconoce a la globalización neoliberal la agudización de los males del Tercer Mundo y proclamó la necesidad de que el Estado comience a desempeñar un papel más importante en la conducción de la economía. El tema de África surgió en la voz de Kasirim Nuuke, economista principal de la Comisión Económica para África, con el dramatismo que vive ese continente torturado por el colonialismo, el neocolonialismo y, ahora, por el liberalismo. El alto funcionario, en su ponencia Los retos del desarrollo de África, señaló como la primera prioridad la lucha contra el SIDA, enfermedad con características de catástrofe, tan extendida que hay lugares en los que los maestros mueren y no hay con quien reemplazarlos. Quizás el hecho de que las
antiguas potencias coloniales europeas no reconocen su responsabilidad
histórica y moral con la situación actual de los africanos llevó a
Nuuke a afirmar que los gobiernos del continente tenían que resolver
internamente sus problemas de desarrollo y encontrar las soluciones a las
dificultades sociales que viven. |
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