|
|
|
Menocal, su brava electoral y la guerrita PEDRO A. GARCÍA
Un político de la época, Waldo Consuegra, relató en un testimonio que Aurelio Hevia, secretario de Gobernación, reconoció en la madrugada del 2 de noviembre ante muchos testigos el triunfo liberal. La propia embajada norteamericana trasmitió a Washington esa mañana: "Zayas parece electo, orden completo". En ambas cosas se equivocaba. El secretario Hevia se personó en Palacio: "Presidente, hice cuanto pude, pero al cabo los liberales nos vencieron con sus votos". Cuenta la tradición que Menocal replicó: "Lo vencieron a usted, no a mí". Otra versión sostiene que tal frase partió de un colaborador y que la Primera Dama y su cortejo de "mujeres menocalistas" acogieron e impusieron la resolución de cambiar arbitrariamente el resultado del escrutinio. EL MÉTODO MENOCAL Las órdenes del señor Presidente fueron estrictas. Su secretario, apedillado Azpiazu, envió el siguiente telegrama a los jefes conservadores de todos los municipios y provincias del país: "El general me encarga que los felicite y les diga hagan todo esfuerzo, no omitiendo medio alguno para triunfar". Todas las comunicaciones telefónicas y telegráficas del Partido Liberal con las provincias fueron cortadas. Se retuvo en Comunicaciones los telegramas dirigidos por las instancias municipales a la Junta Central Electoral (todos confirmaban el triunfo de la oposición). En el camino de los colegios a las Juntas, se sustraían los votos y eran sustituidos por otros favorables al gobierno. Relató un periodista de la época que en Santiago de Cuba, los menocalistas, disfrazados de Guardia Rural, sacaron los paquetes de boletas de la Junta Provincial y en los altos del Hotel Imperial, los falseaban. Entretanto, en la calle Enramada, las protestas de los liberales eran acalladas por el plan de machete que repartían las fuerzas represivas. A pesar de todo esto, cuando se hicieron públicos los resultados de los escrutinios, Zayas y los liberales tenían mayoría abrumadora en La Habana, Las Villas y Camagüey, mientras que Menocal y los conservadores solo la aseguraban en Pinar del Río, pues en Oriente superaban a la oposición en 1 800 votos y en Matanzas, por 12. Esto hacía matemáticamente presidente a Zayas. Por fraudes comprobados, se determinó que muchos colegios en varias provincias tenían que celebrar elecciones complementarias el 14 de febrero de 1917. Ya no se confiaba en que Menocal reconociera su derrota, más cuando había confesado públicamente que no podía permitir que la parentela de Zayas, y fundamentalmente, su esposa, se instalaran en el Palacio Presidencial. Ante Orestes Ferrara y otros testigos, declaró incluso el 7 de noviembre: "Si fuera a entregarle la Presidencia a José Miguel (Gómez) no me importaría, pero a ese trapo sucio de Zayas...". Esta frase despertó en José Miguel la ambición de desplazar del poder, de un manotazo, a Menocal y a Zayas a la vez. EL CHAMBELONAZO El 11 de febrero, bajo sus órdenes, se produjo un intentona golpista, apoyada en militares del cuartel de Columbia (hoy Ciudad Libertad) y el Castillo de La Fuerza. El cuartelazo fracasó. José Miguel se refugió en una finca avileña donde partidarios suyos se le unieron. Hubo alzamiento en Las Villas, otras partes de Camagüey, Oriente y La Habana. El pueblo llamó a este alzamiento "la guerrita de La Chambelona", en referencia a cierta conga de igual nombre que usaban los liberales en sus mítines políticos. En las elecciones a la alcadía de La Habana, ante las grandes sumas de dinero gastadas por el candidato conservador, era usual el siguiente coro: "Azpiazo me dio botella y yo voté por Varona, aé, aé, aé La Chambelona". La falta de espíritu combativo de José Miguel, cuya estrategia fue sostenerse sin presentar batalla, esperanzado en que los EE.UU. intervendrían en el conflicto; sumada a la fidelidad del ejército a Menocal y a que el pueblo no se incorporó en masa al alzamiento, motivaron la derrota del "chambelonazo". Además, el departamento norteamericano de Estado declaró su apoyo a Menocal: "la actual insurrección es considerada por EE.UU. un acto ilegal e inconstitucional y no la tolerará". Simultáneamente, el embajador yanki William González enviaba a diario notas al Gobierno en las que exigía mano dura y amenazas a la oposición. El 7 de marzo, José Miguel Gómez fue capturado por el ejército. Unos 2 500 marines desembarcaron en Camagüey y Oriente para proteger empresas y haciendas de propiedad estadounidense. Estas tropas no abandonaron Cuba hasta febrero de 1922. El alzamiento de La Chambelona finalizó el 31 de mayo de 1917 con la presentación de los últimos alzados. La mortalidad fue muy baja en los combates, la mayor parte de los muertos fueron prisioneros asesinados. El caso más notorio fue el del carismático y recién electo senador camagüeyano Gustavo Caballero, quien se rindió a las fuerzas gubernamentales con 200 partidarios. Los hacendados habían suplicado a Menocal "en nombre de la sociedad camagüeyana que Caballero no entrara vivo en (la ciudad de) Camagüey". El gobierno envió un telegrama al coronel que lo conducía: "Lleve a Camagüey cadáver de Caballero". El jefe militar contestó explicando que aún estaba vivo. El gobierno repitió el mismo telegrama. Gustavo Caballero llegó cadáver a la ciudad de Camagüey. Menocal continuó en la presidencia hasta el 20 de mayo de 1920. Por ironías de la Historia, le sucedió Alfredo Zayas, quien esta vez con su apoyo "ganó las elecciones" frente a... José Miguel Gómez. Pero, se preguntará el lector, ¿no era Zayas "el trapo sucio" de 1916, el de la parentela terrible y la esposa abominable? |
 |
|||
|
Las elecciones generales de 1916 fueron relativamente ordenadas y tranquilas..., al menos, el día del sufragio. Menocal y el gobernante Partido Conservador andaban muy seguros de su triunfo. Pronto, con los resultados parciales, el optimismo dio paso al estupor y al pavor: Zayas y los Liberales tenían mayoría en todo el país, menos en Vueltabajo. La ventaja en La Habana era tanta que no era posible remontarla.
