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Lo dice David Stevenson Brasil y Argentina serán nuestros rivales ALFONSO NACIANCENO La proyección inmediata no es ambiciosa, pretendemos recuperar terreno en el área panamericana y para ello debemos vencer en el próximo campeonato continental a las escuadras de Brasil y Argentina.
Desde afuera, cercano a la línea lateral del terreno, Stevenson observa cada movimiento de sus alumnos, corrige errores y aunque la mañana ha sido azarosa, tras sonar el silbatazo, hace un tiempo para conversar. ¿La preselección está por debajo de la talla y peso promedios internacionales? Nuestros balonmanistas, 14 mayores y siete juveniles, tienen 1,87 metros de altura y 86,6 kilogramos de peso como promedio, en tanto en el ámbito internacional las cifras alcanzan 1,94 y 94, respectivamente. Más allá de lamentarnos por la palpable diferencia llevamos adelante un plan de preparación que toma muy en cuenta las características del cubano, su explosividad, velocidad y fuerza en el lanzamiento del balón. ¿Y con eso basta? No, también cambiamos sistemas defensivos, nos empeñamos en perfeccionar los contraataques e insistimos en el gardeo a presión 3-3 y 4-2, elementos puestos en práctica desde el pasado septiembre. Ahora mismo terminamos un partido entre los muchachos de la preselección, dos tiempos de intenso quehacer buscando solucionar situaciones tan reales como las que hallarán en cualquier partido oficial. ¿Tendrán dónde probar estos cambios? Mira, esa oportunidad la tendrán a partir de marzo. Primero vendrá el Campeonato Centroamericano y del Caribe, en Yucatán, México, del 10 al 17 de marzo; después la Copa Cuba, del 15 al 22 de junio en la sala Ramón Fonst, y del 3 al 12 de julio, en el mismo escenario, efectuaremos una serie especial con la participación de 48 balonmanistas, antesala del Panamericano, cuya sede original es Argentina, pero si persisten allí los problemas conocidos, Brasil sería el anfitrión. ¿Podrán contra los gigantes del balonmano europeo? El balonmano tuvo adecuaciones en sus reglas, entre ellas figura una para eliminar el juego pasivo en los finales de los partidos. Entonces, si se busca mayor emotividad en las acciones, resulta aún más importante prepararse bien en lo físico-táctico, porque un sistema defensivo a presión como el nuestro así lo requiere. Si aprovechan el tiempo, estos muchachos alcanzarán buenos resultados, otros equipos de baja estatura lo han hecho frente a los gigantes europeos. Por ejemplo, la selección sudcoreana, con un elenco de menor estatura que el nuestro, ganó medalla de plata en los Juegos Olímpicos de 1988, y lo logró apoyada en su defensa y rapidez sobre la cancha. |
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Así piensa David Stevenson, entrenador principal de la preselección cubana de balonmano, que cumplió el pasado enero un año al frente de los muchachos, secundado por el otrora estelar jugador, Gaspar Ruiz.
