Nacionales
Internacionales
Culturales
Deportivas
05/02/2002
Portada de hoy

Radiografía aérea de la capital

FÉLIX LÓPEZ

El horizonte es imprevisible desde el último piso del Focsa. El ascensorista mira de reojo las cámaras fotográficas de mi colega y nos advierte que este edificio es una suerte de vigía de la capital. Allá arriba, auxiliado por unos binoculares, la mirada periodística se pierde sobre las altas azoteas del Vedado. En lontananza, los tanques de agua descubren una realidad imposible de descifrar parado en una acera.

María Regla, presidenta del Consejo Popular Pilar-Atarés está al tanto de todos los detalles de los tanques y tapas que debe distribuir en su territorio.

 

Los techos y los patios, en su gran mayoría, están limpios. Señal de que esas lomas de escombros que todos presenciabamos en las esquinas —casi un millón de metros cúbicos recogidos—, han dejado un beneficio incalculable: la ciudad más limpia, el entorno más agradable, la eliminación de potenciales focos vectoriales, la salud más segura.

Pero al limpiar las azoteas, los tanques se convierten en los iconos más sobresalientes de ese paisaje. Los hay de todos los tamaños y de disímiles materiales. Muchos de ellos siguen destapados. Y aunque no es difícil encontrar el lugar donde una grúa iza uno nuevo, se resuelve un salidero o un vecino coloca una nueva tapa, la distribución de estas últimas (sin costo alguno) no va a la velocidad que requiere la campaña.

En el rastro de Infanta y Manglar, municipio del Cerro, cargan un camión de tanques para acercarlos a los vecinos del Consejo Popular Pilar-Atarés.

Así lo cree Juan Gelasio Ayllón, vecino del edificio 258, en la calle M, entre 19 y 21, en el Vedado. Sobre la azotea hay 8 tanques destapados. Y en su parte superior está la indicación de que fueron revisados el pasado 19 de enero. Juan Gelasio, presidente de su CDR, asegura que llevan así más de cinco años, y que en los últimos días han entregado dos veces la lista de necesidades al delegado de la circunscripción.

"Lo de las tapas, afirma, va lento por esta zona, y eso es un peligro, porque el mosquito está siendo abatido en todas partes y no podemos dejarle ni un solo lugar donde refugiarse. Yo no recuerdo una campaña más seria que esta; esos muchachos están trabajando al detalle, llegando al fondo de las cosas, y no es justo que demoremos la situación de los tanques destapados".

Esos tanques, una vez suministrado el tratamiento de abate, deben ser tapados, aunque sea provisionalmente.

DE NUEVO EN LA CALLE

Como se ha explicado, el país hace un esfuerzo extraordinario para cuidar la salud de la población habanera e impedir la propagación del mosquito al resto de las provincias. Tanques destapados no quedan solo en el Vedado. Desde lo alto del Hospital Hermanos Ameijeiras, Granma comprueba que a Centro Habana le queda mucho por tapar. Y algo similar ocurre en el Cerro, visto desde el último piso del edificio de Infanta y Manglar.

Esta es una imagen recurrente
en cualquier calle de la ciudad.

De vuelta a la calle, uno va tropezando con vecinos que cargan sus nuevos tanques en carretillas y triciclos, mientras los camiones de varios organismos recorren las calles, en una especie de servicio a domicilio, para quienes no han tenido tiempo de pasar por los rastros. Esa gestión de venta, sin duda, agiliza la distribución y pone en conteo regresivo la historia de viejos depósitos de agua, muchos en pésimas condiciones higiénicas y con peligrosos salideros.

En las oficinas de la Microbrigada Social del Cerro se ha instalado un puesto de mando, desde donde se dirige esta operación. Allí están cada mañana los presidentes del Poder Popular del municipio, de los siete Consejos Populares y representantes de otros organismos comprometidos con la campaña. A partir de un análisis, caso a caso, se decide a quién habrá que cobrarle la mitad del precio o entregárselo de manera gratuita, atendiendo a sus dificultades económicas.

"La gente ha entendido esta medida —explica Julián Echevarría, director de la Micro Social en el Cerro—, sobre todo porque la difícil situación económica no deja mucho espacio a las gratuidades. La mayoría de las personas está pagando al contado sus nuevos tanques, porque el cubano no está muy acostumbrado a pagar en plazos, o no le gusta endeudarse con el banco. Los que no tienen posibilidades saben que no están olvidados, y que la Revolución siempre actúa con la mayor justeza".

En el rastro de Infanta y Manglar, atiborrado por estos días de tanques, tapas y tuberías, Yury Durrutí, el administrador, se ha convertido en un hombre orquesta que atiende a los clientes, contabiliza hasta el más mínimo recurso, atiende a los auditores que monitorean el destino de los materiales y la salud económica de la campaña.

Mientras nos muestra la bitácora de todo cuanto han vendido e instalado, María Regla Rodríguez, presidenta del Consejo Popular Pilar-Atarés, llega en un camión de la Agencia de Servicio de Aduana y Transporte, una entidad del territorio, y le extiende una lista de solicitudes que —según el administrador—necesitará de varios viajes: "Lo importante, responde Regla, es que le tapemos al mosquito hasta la última posibilidad de vida".

05/02/2002

Subirtop.gif (129 bytes)

Portada de hoy