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![]() Palestina: La hora de todos ELSON CONCEPCIÓN PÉREZ En Palestina parece haber llegado la hora de todos. La hora de los de adentro y los de afuera. Es la hora de actuar de aquellos que, desde los fríos mármoles del recinto del Consejo de Seguridad de la ONU, aparecen inertes mientras una población en pleno se desangra y una región estalla ante un conflicto que tiene en Israel a su ejecutor principal y en el apoyo norteamericano, la incitación más que suficiente como para impedir su solución.
En esta historia que se ha extendido por más de 50 años, aparece ahora, por primera vez, la presencia de una mujer palestina, que en un acto suicida perdió su vida mientras atacaba, en pleno centro de Jerusalén, a los símbolos de la agresión israelí. Wafa Idris, es el nombre de esta mujer de solo 26 años, trabajadora voluntaria de la Media Luna (Cruz Roja) palestina y residente en el campamento de refugiados de Al Amari, en Ramallah. El hecho, al margen de su carácter reivindicador por los asesinatos diarios de niños y jóvenes palestinos que mueren por disparos de los tanques y ametrallamientos israelíes desde aviones de guerra, pareciera un llamado, una advertencia, un grito desesperado ante el mundo para que en esta hora de todos, se exija a Israel y también a Estados Unidos, que se ponga fin al crimen, al terrorismo, al exterminio de la población palestina. Quizás, en momentos como el actual, tendría una positiva repercusión mundial si Washington —especialista en bloqueos y embargos— paralizara la ayuda militar que brinda a Israel y que supera los 3 500 millones de dólares al año, la mayor que otorga a otro país. También, si desde su puesto en el Consejo de Seguridad, Estados Unidos no vetara, como lo hace siempre, las resoluciones que exigen a Israel detener la agresión contra los territorios palestinos. Dentro del propio Israel, un hecho insólito marcó el sentir de muchos pobladores y de un sector del ejército, que se pronunció por una solución pacífica y de diálogo con los palestinos. Este miércoles, las agencias internacionales se hacían eco, en reportes desde Tel Aviv, de la carta pública dada a conocer por 50 oficiales de reserva de unidades de combate israelíes, negados a prestar servicio en los territorios palestinos. Ahora, a estos militares, les espera la orden de la máxima dirección de Israel para que sean degradados. El odio, la maldad, el crimen y el terrorismo siguen prevaleciendo en el régimen israelí, que entre los nuevos aportes a su política de genocidio, realiza una verdadera cacería contra los líderes de los diversos grupos palestinos, incluyendo el cautiverio al que han sometido desde diciembre pasado al máximo dirigente de la ANP, Yasser Arafat, retenido en Ramallah, rodeado de tanques y soldados, mientras se destruyen medios y propiedades del gobierno autónomo en zonas de Cisjordania y Gaza. El momento es tenso y es crítico. Pero en esta hora de todos, el mundo, y fundamentalmente los responsabilizados con su estabilidad, deben pasar de la inercia a la acción comprometida, en primer lugar para salvar a la población palestina y también para salvar a la paz en una región convertida en un volcán en erupción.
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