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01/02/2002
Portada de hoy

El privilegio y el alto honor de ser
deportista cubano

Oscar Sánchez

Los deportistas cubanos, campeones o no, medallistas o no, son soldados de la Revolución. Y es que los atletas tienen el privilegio, léase además el altísimo honor, de representar a la Patria desde muy jóvenes.

Pocos en el mundo asumen tan honrosa responsabilidad a veces con tan solo 15 ó 16 años. Porque ninguno, y ahora sí vale el absolutismo, defiende como ellos una obra como la del deporte socialista cubano, que desde sus inicios tuvo en su misión de calidad de vida, su esencia misma.

Pero el compromiso se multiplica cuando el pueblo al que representan respira un sano orgullo por sus hazañas, se siente reconocido y distinguido en cada jonrón o carrera. Así de grande es la responsabilidad de quienes a diario, ya sea en un tope, campeonato centroamericano o panamericano, mundial u olímpico, tienen la sagrada tarea de llevar la cualidad más preciada de la Revolución: la dignidad.

Omar Linares hace vibrar con sus batazos a todo Pinar del Río, pero los vueltabajeros hinchan sus pechos al conocer que "El Niño" los prefirió a ellos antes que un puñado de dólares; Juantorena hizo que cada cubano corriera junto a él en los Olímpicos de Montreal 1976, y cada cubano lo acompañó llorando junto a él aquel 25 de julio, víspera de un aniversario de la Rebeldía Nacional, cuando desde lo más alto del podio escribió con letras doradas el nombre de su Patria; María Caridad Colón nos vistió de héroes en Moscú'80 por su extraordinario valor. Apenas podía caminar unas horas antes de la competencia y tras someterse a un bloqueo de columna en frío, se apretó su faja a la cintura para lanzar el dardo hasta el primer lugar.

De emociones y proezas está lleno el heroico libro del deporte revolucionario, pues no olvidemos que nuestros padres no pudieron sentir el pecho apretado. Solo recordemos que el 0,25 por ciento de la población tenía acceso a la actividad deportiva al cierre de 1958.

El cubano ha desarrollado una vasta cultura deportiva que si bien ha crecido con esos grandes éxitos se forjó en un concepto que hoy es único en el mundo: El deporte es un derecho del pueblo.

Por esa máxima transitó ayer el balance anual del INDER. Eligió bien, pues no se detuvo en cifras, que por demás sitúan al 2001 como el mejor año de inicio del ciclo olímpico. Promovió y centró el análisis en lo que no debemos dudar en definir como una sus misiones más trascendentales: la de la formación integral de alrededor de 40 000 jóvenes que están en las aulas de las EIDE, EPEF, ESPA, ISCF y las Escuelas Superiores de Formación de Atletas de Alto Rendimiento.

Al deporte no le son ajenos los ataques que ha sufrido la Revolución; es más, ha protagonizado grandes batallas como las del Cerro Pelado en 1966. Sin embargo, la lucha de hoy es tan o más difícil que entonces, pues de lo que se trata es de una pretensión marcada de enfrentar al deporte socialista cubano y el profesional, "hijo de un matrimonio salvaje" globalización más neoliberalismo, que no solo saquea finanzas, sino que también roba deportistas hasta convertirlos en vulgares piezas de mercado.

Ese es el motivo por el que la labor educativa no se puede quedar en el aula frente al docente, tiene que seguir en el entrenamiento, convirtiendo al entrenador en profesor, o como dijera José R. Fernández, en maestro. Pero ese magisterio demanda, por encima de técnicas o tácticas, de ejemplo. Es él quien a la vez que cultiva las dotes físicas de su alumno para correr más rápido, saltar más alto o ser más fuerte, tiene que promover la participación de ese futuro campeón en las actividades propias de la escuela; debe hacer que se sienta su presencia en las actividades de su colectivo, de sus organizaciones, entiéndase FEEM o FEU, singulares protagonistas hoy de las más importantes batallas que libra el pueblo, la de las ideas.

Él, y por supuesto, también el de matemáticas, historia o geografía, libra a la escuela deportiva del peligro de convertirse en una fábrica de récords o medallas preservándola como una de las más potentes armas de la Revolución.

También ayer con el misma prisma fueron reconocidos los cuadros más destacados del INDER el pasado año.

01/02/2002

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