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30/01/2002
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El Congreso de una generación

Reflexiones a propósito de una alegre y muy seria reunión de jóvenes estudiantes

Alexis Schlachter

Foto: RICARDO LÓPEZ HEVIACon todo respeto, imagino la íntima satisfacción del Comandante en Jefe al escuchar directamente en el estudio de televisión a los jóvenes miembros del Secretariado Nacional de la Federación de Estudiantes de la Enseñanza Media (FEEM) hablar con precisión, claridad y alegría en la Mesa Redonda dedicada ayer al balance del recién concluido X Congreso de su organización.

Sin duda, los panelistas representaron muy bien a los 400 000 integrantes de la FEEM. Diría que brillantemente. Porque sin perder frescura supieron llegar a la médula, a la esencia de los debates y proyecciones futuras.

Claudia Felipe, la presidenta, muy exacta al definir el cónclave no como simple reunión máxima de la FEEM, sino "congreso de una generación", calificativo que dimensiona acertadamente la cita juvenil hasta convertirla en histórica. Más teniendo en cuenta que el evento se realizó dentro de una batalla de ideas a escala nacional, en presencia de la generación heroica de los primeros tiempos representada por Fidel y Raúl. Y teniendo como espectador interesado a un pueblo cada vez más culto.

No hubo titubeos en los miembros del Secretariado Nacional al hablar de compromiso ineludible con el pueblo para erradicar el fraude académico que lastra y disminuye. Ni dudaron en referirse a la necesidad de pensar y trabajar para lograr una recreación sana y culta capaz de enfrentarse a la enajenada proveniente de otras latitudes.

Hubo espacio en esta Mesa Redonda para reflexionar creadoramente acerca de la necesaria simbiosis entre deporte y cultura artística.

O acerca del rescate de las, quizás, un tanto olvidadas escuelas de oficios. Y el papel clave de la familia en la formación de valores en los jóvenes. Y la urgencia de poner punto final a la deserción escolar que ha nutrido las filas de los jóvenes autoexcluidos de la batalla por la cultura general e integral y, aun, del trabajo que ennoblece y ayuda a vivir decorosamente en una sociedad como la nuestra, en lucha perenne por la igualdad social plena.

Quienes tuvimos ayer la oportunidad de conocer —vía Mesa Redonda— un poco más de cerca a los muchachos que dirigen la FEEM, comprobamos con satisfacción en qué medida el futuro de la Patria se está forjando muy sólidamente.

No hay ruptura generacional, sino armónica continuidad histórica.

Jóvenes hoy, estos muchachos de la FEEM tendrán mañana sobre sus hombros la responsabilidad de conducir al país por derroteros de consolidación económica y nuevos avances sociales.

Tareas nada sencillas en el contexto de un mundo globalizado bajo condiciones neoliberales duras y ciegas. Pero la demostración de seriedad e inteligencia que dieron anoche estos dirigentes de la FEEM no solo nos llena de orgullo, también nos da confianza y seguridad.

Sabrán sortear los escollos. Enfrentar viejos y nuevos retos.

No por gusto acaba de concluir, exitosamente, "el congreso de una generación" con el compromiso de ser mejores, más cultos y preparados.

30/01/2002

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