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![]() Jóvenes médicos en el Plan Turquino Buen estreno en Maisí HAYDÉE LEÓN MOYA MAISÍ, Guantánamo.— De los primeros días de su estreno como médico de la familia, la tunera Mailín Molina Leyva cuenta con particular agrado los aprietos en que se ha visto frente a más de un noble y solidario montuno de San Ramón, una de las zonas más apartadas del lejano municipio guantanamero de Maisí. Al hablar de sus vivencias, las anécdotas brotan cual agua de uno de los tantos claros arroyos de ese sitio de tierras rojas donde ha tenido que lavarse el sudor tras largas caminatas loma arriba en busca de sus pacientes más aislados, que son muchos entre los 661 pertenecientes al consultorio que desde septiembre del pasado año atiende. Narra, por ejemplo, que una mañana, cuando apenas había iniciado sus labores en San Ramón, llegó al consultorio un hombre mayor y le dijo muy seriamente: "Doctora, allá en la casa tengo un nietecito, un poquito crecidito ya, que está cundido de malacrianza, usted puede recetarme algo para eso, porque parece que los pescozones de la madre no son buenos para eso". Dice la joven del municipio de Majibacoa que no pensó dos veces para responderle: "Mire, mi viejo, los golpes no resuelven ese mal, yo le prometo que iré a ver al niño a la casa para ver en qué los puedo ayudar."
Como en esos casos, en muchos otros de "enfermedades" que no son precisamente del cuerpo, Mailín ha tenido que buscar una salida "porque aquí he podido darme cuenta cuánto aprecian y confían en el médico de la familia los campesinos, nos ven como un profesional cuya labor no solo se circunscribe a asuntos propiamente de salud, sino que tiene un alcance social mayor y a mí eso me reconforta mucho, pues considero que así se concibe este programa de la medicina cubana." Justamente por ese trato afable de los serranos, por "esa nobleza y humildad con que se tratan entre sí los vecinos y la solidaridad con los demás, considero que es una suerte y un privilegio estar acá", confiesa esta muchacha integrante del tercer contingente de jóvenes graduados en Medicina con excepcional rendimiento académico quienes, procedentes de todas las facultades de ciencias médicas del país se internaron en septiembre del pasado año en las montañas del Plan Turquino, donde permanecerán por un año en lo que muchos de ellos consideran su otra graduación como médicos de familia. Perteneciente al Consejo Popular Vertientes, San Ramón es un tranquilo lugar donde desde el punto de vista de la atención médica Mailín no enfrenta en su diario quehacer casos graves de salud y por eso puede dedicar buena parte del tiempo a labores preventivas entre la población infantil y adulta de la zona. "Tenemos un control riguroso con los 13 niños menores de un año que viven en la zona; y en cuanto a las embarazadas, la atención es igualmente rigurosa. Ahora aquí tengo 7; les damos seguimiento en las visitas a sus hogares hasta dos veces a la semana, a pesar de que viven distantes a cuatro o cinco kilómetros unas de otras." Destaque especial merece en este reportaje la ardua tarea de esta muchacha, militante de la UJC, en la atención a más de 150 mujeres de esa zona montañosa a fin de evitar embarazos no deseados o inconvenientes. "Es una labor —explica— tan importante como compleja, pues implica, por ejemplo, convencer a mujeres cuyas edades oscilan entre los 15 y los 49 años de edad de la importancia que para ellas tiene no concebir un embarazo, en casos que se recuperan de un parto reciente, de una operación o de una enfermedad con la cual corre riesgos la madre o el niño o ambos incluso. Se trata de prepararlas, educarlas sexualmente, ofrecerles información al respecto a través de charlas, pero sobre todo visitándolas en sus hogares, con el apoyo de los factores de la comunidad, lo cual, sin duda alguna, solo es posible en una sociedad socialista y profundamente humana como la nuestra". |
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