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11/01/2002
Portada de hoy

Sus alegatos fueron la culminación de una misión truncada

Aseguran las madres de los cinco héroes cubanos, quienes asistieron ayer a una Mesa Redonda de conmovedores e indescriptibles testimonios

Félix López e Ismael Enríquez

"De la Patria, como de las madres, nacen hijos. Cuba puede sentirse orgullosa de ser paridora de hombres y mujeres excepcionales como estos. Excepcionales, porque sus convicciones y la propia vida las ha enfrentado a extraordinarias situaciones, pero propios de un pueblo donde el heroísmo se hace cotidiano por defender esa gran verdad que es la Revolución Cubana".

Foto: ALBERTO BORREGOCon estas palabras el moderador Randy Alonso culminó la Mesa Redonda informativa de ayer, emotiva jornada donde el pueblo cubano pudo asistir al testimonio indescriptible de seis mujeres cubanas, que tuvieron el honor de representar a sus familias y a todo el pueblo en los injustos actos de sentencia que se celebraron en Miami contra cinco compatriotas cubanos.

"Imagino que hoy allá —prosiguió Randy—, en la soledad de sus celdas, acompañados por las voces de sus madres, sus hijas y esposas en esta Mesa Redonda, nuestros cinco heroicos hermanos podrán orgullosos exclamar como diría Martí: "Y de quién aprendí yo mi entereza y mi rebeldía, o de quién pude heredarlas sino de mi padre y de mi madre".

"EL ORGULLO PUDO MÁS QUE EL DOLOR"

Así resumió Magalys Llort, la madre de Fernando, el instante en que se encontró con su hijo durante la primera visita en la cárcel federal de Miami. De igual manera, pero con sus matices de felicidad, intimidad y amor, contaron las demás madres el anhelado momento en que pudieron abrazar a sus hijos, Irmita a su padre René y Elizabeth a su esposo Ramón.

Durante la primera parte de esta emotiva Mesa Redonda, que contó con la presencia en el público de familiares de los cinco Héroes y de Vilma Espín, presidenta de la Federación de Mujeres Cubanas, se rodaron imágenes de la partida y el regreso a los Estados Unidos de las valerosas mujeres, que recientemente recibieron el homenaje de todo el pueblo cubano, y en especial de Fidel.

Irma Sehwerert, la primera en visitar a su hijo en prisión, comentó que fueron momentos de una gran alegría, de recados para los amigos, de referencias a la pequeña Laurita, de preocupación por no haber podido responder a todas las cartas que le llegan desde Cuba. René, contó Irma, tiene un gran optimismo, y hasta planea subir al Turquino con sus dos sobrinos.

Para ella resultó gratificante comprobar la admiración que sienten los demás reclusos del penal por los cinco compatriotas cubanos, la solidaridad y el apoyo que les trasmiten en cada momento. Solo eso podía explicar el porqué nos veíamos tan felices en medio de la dura situación por la que atravesamos.

Carmen Nordelo, la madre de Gerardo, explicó que su hijo la había preparado sicológicamente: lo encontraría más pálido y delgado, pero también más firme y erguido que nunca. Ellos llevaban cerca de cuatro años sin verse, y no gastaron tiempo en otra cosa que no fuera disfrutar a plenitud el amor que ambos se profesan.

"Ese encuentro representaba una gran incógnita para nosotras", confesó Magalys. Pero la carga emotiva se disipó tan pronto se abrió la puerta de hierro y apareció Fernando con cara de cumpleaños: "Su ecuanimidad me dio fortaleza y sentí un orgullo tan grande que pudo más que el dolor".

Orgullosa se confesó Mirtha Rodríguez, la madre de Tony, porque ella tuvo la dicha de poderlos abrazar a todos. Siempre supimos que en Miami no iba a existir arreglo, que la sanción sería injusta y severa, pero mi hijo se mantuvo arriba, sereno: "Pasamos por cosas hermosas y por enfrentamientos difíciles".

Elizabeth Palmeiro, la esposa de Ramón, narró cómo llegó a la prisión nerviosa, y encontró a un hombre sereno y alegre, que se esmeró por hacerla creer que estaban en un parque, como cuando se conocieron en una tarde habanera: "Después de los mensajes y los saludos hablamos de cómo íbamos a reconstruir nuestras vidas, de las cosas que nos faltan por hacer juntos. Sobre la condena no hablamos más de un minuto, dijo que la cadena perpetua le había causado risa, y que se había quitado un gran peso de encima al decir toda la verdad ante el tribunal".

"NO NOS VAN A ENTENDER NUNCA"

Entre el público, narró Irma, estaban los que querían vernos llorar, derrotadas, con la cabeza baja. Y no pudieron lograr ninguna de esas cosas, porque nos propusimos no hacerlo y porque nuestros hijos nos inspiraron tanta dignidad que era imposible derramar una lágrima.

Según Magalys los cinco alegatos fueron casi obras de arte, con el sello personal de cada uno de ellos: Gerardo, ecuánime; Ramón, firme e incisivo; René, sereno; Tony, lleno de paz y amor; Fernando, con tranquilidad y entereza, realizado por haber podido hacer su denuncia en las entrañas mismas del monstruo: "Ellos vivieron momentos muy malos, pero el alegato fue la culminación de la misión truncada".

De modo general, las seis panelistas coincidieron en reconocer el trabajo profesional de los abogados que defendieron a los cinco cubanos, asegurando que ellos fueron capaces de asumir de algún modo la dignidad con que sus defendidos afrontaron el injusto proceso. De igual forma, agradecieron el apoyo y la solidaridad de cubanos y norteamericanos residentes en Miami, quienes las acompañaron en todo momento y les abrieron sus casas, a sabiendas de lo que representaba ese gesto en una comunidad plagada de odio y venganza hacia Cuba.

Al término de la Mesa, cada una de las madres expresó su agradecimiento por todos los gestos de amor, solidaridad, optimismo y apoyo recibido del pueblo, del Comandante en Jefe y en especial a René, Ramón, Fernando, Gerardo y Antonio, los verdaderos protagonistas de la más reciente victoria del pueblo cubano.

11/01/2002

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